Mañana, para empezar el nuevo mes, un madrugón de aquellos. Lo siento si es una mala noticia, pero no se desanimen y sigan leyendo: la conjunción se presenta muy favorable, ambos planetas estarán a menos de 1°. Además, Venus tendrá una magnitud de -3,9 y Júpiter de -1,9: esto es, muy brillantes, sólo superados por el Sol y la Luna. Imperdible.
Estos son los datos para la zona de Buenos Aires. Venus y Júpiter salen aproximadamente a las 4:45 h. Para las 6:00 h llegan casi a los 14° de altura y ya son bien visibles en mi horizonte este: por lo tanto el plan es levantarme a esa hora. No más tarde, porque a las 6:00 h también comienza tenuamente a clarear. Así tengo más de una hora para observar la conjunción.
A 15° al norte, otro espectáculo será la conjunción de 2° entre la Luna, en cuarto menguante con un 30 por ciento de su superficie iluminada, y la gigante roja Antares —no será como la ocultación del mes pasado, pero siempre es un fenómeno interesante de observar—. La salida del Sol será a las 7:15 aproximadamente y en ese momento se acaba todo.
Otras oportunidades para observar fenómenos similares serán el próximo domingo 3 —un arco de la Luna, Venus y Júpiter— y el lunes 4 —una formación triangular de los mismos tres cuerpos—.
Como siempre, suerte con el clima —deseo que nunca está de más y menos cuando se pronostica un cielo parcialmente cubierto. Incluso vengo con mala racha, porque apenas pude ver la conjunción anterior a través entre las nubes.
Más información (en castellano). El mapa estelar está tomado de la misma página de la NASA y está confeccionado para un observador ubicado en el hemisferio norte; los del sur tenemos que girarlo 180° sobre el eje vertical.
Un cierto inspector de policía, famoso por su apego a la lógica deductiva en la resolución de los enigmas propios de su profesión, fue requerido en un país extranjero para que investigase en algunos maniconios porque se sospechaba que algo andaba mal.
La organización de los manicomios —le informaron al inspector— era la siguiente: En cada uno de esos manicomios, los únicos habitantes eran pacientes y médicos; los médicos constituían la totalidad del personal. Cada habitante de cada manicomio, paciente o médico, o bien estaba loco o bien estaba cuerdo, no había casos intermedios. Además, los cuerdos no sólo eran totalmente cuerdos sino cien por cien exactos en todas sus creencias; sabían que todos los enunciados verdaderos eran verdaderos y sabían que todos los enunciados falsos eran falsos. Los locos eran completamente inexactos en sus creencias: creían que todos los enunciados verdaderos eran falsos y creían que todos los enunciados falsos eran verdaderos. Por último, todos los habitantes eran siempre sinceros porque siempre creían en lo que decían.
La sospecha de las autoridades sanitarias era que en algunos o en todos los manicomios dependientes de su área había médicos locos —lo cual era grave— pero más grave aún, también podría haber pacientes cuerdos. Era imperioso resolver la situación.
El primer manicomio
Ni bien arribó el inspector al primer manicomio, habló por separado con dos habitantes cuyos apellidos eran Juárez y Sánchez.
—Dígame —preguntó el inspector a Juárez—, ¿qué sabe usted sobre el señor Sánchez? —Debería llamarle doctor Sánchez —contestó Juárez—. Es médico y pertenece a nuestro personal. Un poco más tarde, el inspector se encontró con Sánchez y le preguntó: —¿Qué sabe usted sobre Juárez? ¿Es paciente o médico? —Es un paciente —contestó Sánchez.
El inspector reflexionó sobre la situación durante un rato y entonces se dio cuenta de que en realidad algo andaba mal en ese manicomio: o bien uno de los médicos estaba loco y, por lo tanto, no debería estar trabajando allí, o, aún peor, uno de los pacientes era cuerdo y tampoco debería estar allí.
¿Cómo llegó el inspector a esta conclusión?
Sus razonamientos deductivos en los comentarios (clic en sofismas).
La NASA publicó nuevas fotografías de Mercurio enviadas por la sonda MESSENGER. La más curiosa es sin duda la llamada La araña o The Spider. Porque eso es lo que parece (en la imagen, ver imagen ampliada). Esta característica de la superficie mercuriana muestra un cráter central de unos 40 km de diámetro rodeado por más de un centenar de canales estrechos de fondo plano que se abren radialmente, como los pétalos de una margarita o las patas de una araña. Se encuentra en medio del enorme cráter Caloris, cuyo tamaño ha sido recalculado, en base a las nuevas fotografías, en 1.500 km de diámetro. Sin embargo, no está claro todavía si aquel cráter central está vinculado a la formación original de Caloris o si se produjo después.
Mercurio tiene acantilados enormes —diferentes, por ejemplo, a los de la Luna—, que pueden serpentear centenares de kilómetros a través de la superficie del planeta. Se cree que son los rastros de las líneas de antiguas fallas volcánicas, de cuando el planeta era geológicamente activo.
Otra característica que distingue a Mercurio de otros planetas es su pequeño tamaño combinado con una alta densidad, lo que eleva la gravedad del planeta a un nivel sorprendente: si un astronauta caminara por su superficie experimentaría un 38 por ciento de la gravedad terrestre —en comparación la gravedad de la Luna es de un sexto—. Además, una gravedad mayor significa que los cráteres de impacto parezcan diferentes. Así luego de un impacto el material no se eyecta tan lejos y hay muchas más cadenas de cráteres secundarios.
Pero la MESSENGER no sólo tomó fotografías. También cuenta con un conjunto de instrumentos científicos que midieron muchas características del planeta. Es probable que la más desconcertante sea el campo mágnético. Aunque Mercurio se enfrió y solidificó hace eones, todavía conserva el campo magnético. La Mariner X lo había detectado por primera vez y la MESSENGER confirmó esa característica.
Esto es sólo el principio. La MESSENGER volverá a sobrevolar Mercurio el 8 de octubre de este año y una tercera el 29 de septiembre de 2009. Finalmente entrará en órbita alrededor de Mercurio el 18 de marzo de 2011, cuando comenzará una misión orbital de un año —no vi aclarado este punto pero por lo mismo supongo un año terrestre; el mercuriano dura apenas 88 días terrestres, esto es, casi tres meses de los nuestros—.
En la primera entrada de esta serie daba cuenta de una situación poco común: dentro de un mes un satélite espía norteamericano iba a re-entrar sin control en la atmósfera para terminar impactando contra un punto no conocido de la superficie del planeta.
Hoy se dieron a conocen nuevos detalles: el satélite espía, conocido como USA 193, fue lanzado en diciembre de 2006, pero perdió poder casi de inmediato y no pudo ser controlado, probablemente a causa del fallo de la computadora de a bordo. Debido al tamaño del satélite, no todas las partes del satélite se quemarán en la reentrada en la atmosfera, así que persiste la chance de un impacto, siendo América del Norte la probable zona de ocurrencia. Por otro lado se descartaron los problemas de seguridad militares —aunque el USA 193 lleve a bordo un sofisticado y secreto sensor de imágenes— y los peligros de contaminación por la hidrazina, ya que la cantidad a bordo del vehículo no es significativa.
John Locker, un observador de satélites británico, capturó imágenes de video del USA 193 (en la imagen), y calculó su tamaño entre 3,9 y 5 metros con un peso de 4,5 toneladas —bastante más pequeño de que antes se decía—. Locker dedujo esa información de los datos de altura y ubicación proporcionados por otros observadores aficionados como él y tomando a la Estación Espacial Internacional como patrón de medida.
Esto es posible porque numerosos observadores aficionados de todo el mundo han estado trazando la degradación de la órbita del satélite durante un año. Estiman que el USA 193 actualmente tiene una altitud de 280 km y que su caída es de unos 500 m por día.
Recién cuando la altura del satélite caiga por debajo de los 95 km se podrá especificar el lugar del impacto contra la superficie de la Tierra. En ese momento comenzará a incendiarse, con destellos visibles desde el suelo (*), y el impacto se producirá unos 30 minutos después.
Aunque sólo se difunda ampliamente en casos muy especiales —¿recuerdan la caída de la estación espacial soviética Mir?—, la re-entrada en la atmósfera de objetos fabricados por el hombre es una situación bastante común: 17 mil en los últimos cincuenta años.
Página con enlaces a más fotos del USA 193, todas por John Locker (en inglés). Fuentes: varias.
(*) En esta página hay una introducción a la observación de satélites artificiales.
Actualización: Un informe muy completo, incluyendo gráficos, acerca de lo que se sabe del USA 193 —además de algunas especulaciones— en SatTrackCam Leiden (en inglés).
Segunda actualización: Cambio del nombre del satélite de US 193 a USA 193 para adecuarme a la nomenclatura internacional.
Como en todas las pruebas del tercer día, hay tres puertas, pero cambia la cantidad de ocupantes: hay una dama y un único tigre. La restante habitación está desocupada.
—Además —le anunció el rey al prisionero—, hay otras modificaciones que mis reales ganas desean introducir: el letrero de la puerta de la habitación en la que está la dama dice la verdad, el letrero de la habitación del tigre miente y el letrero de la habitación vacía o bien dice la verdad o bien miente. Estos son los tres letreros:
I La habitación III está vacía.
II El tigre está en la habitación I.
III Esta habitación está vacía.
Por puro azar, el prisionero conocía a la dama en cuestión y le parecía una excelente idea casarse con ella. En consecuencia aunque la habitación vacía era preferible a la del tigre, prefería jugarse el todo por el todo y elegir la habitación de la dama.
¿En qué habitación está la dama y en qué habitación está el tigre? Una vez respondidas estas dos preguntas, no será difícil determinar también cuál es la habitación vacía.
Sus razonamientos deductivos en los comentarios (clic en sofismas).
Según leo en Boing Boing el experto en seguridad Bruce Schneier denuncia la falsedad de la dicotomía seguridad contra privacidad. Estos no son términos que se opongan de manera absoluta —si una persona quiere más de uno tendrá menos del otro y viceversa— a menos que el concepto de seguridad se quiera fundamentar en la identidad. Cuando esto ocurre, la dicotomía es además encubridora, porque quienes promueven la reducción de la privacidad no quieren más seguridad sino más control. Así el debate es, en realidad y según Schneier, una puja donde más control significa menos libertad.
Se ve en las declaraciones de los funcionarios: "Privacidad ya no puede significar anonimato" —dijo Donald Kerr, subdirector principal de inteligencia nacional [norteamericana]—. "En lugar de ello, debe significar que el gobierno y las empresas privadas salvaguarden las comunicaciones privadas de las personas y la información financiera." ¿Lo captan? Se espera que una persona ceda el control de su privacidad a otros, quienes —presumiblemente– decidan cuánta privacidad merece esa persona. Es muy parecido a una pérdida de libertad.
Luego de comentar que nadie debiera sorprenderse ante el resultado de una encuesta en la que el 51 por ciento de los participantes eligió a la seguridad por sobre la privacidad, agrega:
[...] es obvio que la seguridad es más importante. La seguridad es vital para la supervivencia, no sólo de las personas sino para todo ser viviente. La privacidad concierne solamente a los seres humanos, pero es una necesidad social. Es vital para la dignidad personal, para la vida familiar, para la sociedad —para aquello que nos hace distintivamente humanos— pero no para sobrevivir.
Por lo visto, los norteamericanos estarían metiéndose en un proceso de argentinización: privacidad basada en el anonimato, ¡ja! never more.
Me pregunto qué dirían ellos si se enteraran de nuestras discusiones: el canon, por ejemplo —¿habrá realmente un debate?—.
Nota: Un análisis más amplio de las declaraciones de Donald Kerr lo pueden encontrar en ars technica (enlaces en inglés).
Mientras miraba fotos por la Red me encontré con una colección dedicada a la Argentina. El epígrafe de esta foto
decía (traducido): Puerto Pirámides: uno de los tres lugares en la Argentina donde el sol se pone en el mar. ¿Será cierto? Y en caso de serlo, ¿cuáles serían los otros dos lugares?
Es sabido que la Argentina sólo tiene costa marítima al este de su territorio, sobre el Océano Atlántico. Esta ubicación geográfica hace que sea muy fácil observar la salida del sol en el mar pero, por la misma razón, es casi imposible ver la puesta, a menos que la costa ayude y se introduzca en el océano de una forma peculiar.
Ahora bien, ¿esta limitación geográfica se aplica con tanto rigor que sólo admite tres excepciones, según lo dicho en aquel epígrafe?
Tengo mis dudas, aunque el término lugares es ambiguo: puede referirse tanto a una región como a un punto específico de la costa. Suponiendo la primera acepción, ya tengo cuatro ciudades:
En la provincia de Chubut, el ya mencionado Puerto Pirámides. En la provincia de Buenos Aires: Bahía Aventura, en la punta sur de la Bahía de Samborombón; y más al sur, otras dos ciudades, Claromecó y Monte Hermoso, cuando la costa bonaerense se cierra hacia el oeste, para terminar en Bahía Blanca. Es probable que haya otras ciudades bonaerenses que cumplan con la condición.
Como no puedo resolver mis dudas, entonces hago un llamado a la sabiduría colectiva: aparte de los nombrados, ¿hay otros lugares de la Argentina desde los cuales se pueda ver una puesta de sol en el mar? Si hay enlaces a fotos, mejor.
Una breve pero sugerente reflexión de Isaac Asimov acerca del significado de la inteligencia. Resumo la argumentación: por lo general se entiende que alguien, digamos el universitario Asimov, es inteligente cuando obtiene un puntaje por encima de la media en los tests de inteligencia. Asimov objeta que esos tests fueron diseñados por universitarios que consideraron a su actividad como la medida de la inteligencia, lo que debería invalidar esos tests para la población general. Así, continúa Asimov el argumento, si el mecánico que arregla su auto —que fracasaría en el mismo test que Asimov superó con holgura— diseñara un test de inteligencia, Asimov fracasaría, porque el mecánico propondría la resolución de problemas que están fuera de la educación universitaria. La conclusión del argumento es que la inteligencia de cada uno de nosotros no es absoluta sino una función de la sociedad en la que vive y está definida por un grupo particular de esa sociedad —los diseñadores de tests—.
Para ilustrar la argumentación, Asimov cuenta lo siguiente:
Volvamos a mi mecánico. Este hombre solía contarme chistes cada vez que me veía. En una ocasión sacó la cabeza del capó del automovil y me dijo: "Doc, un sordomudo entra a una ferretería para comprar clavos. Pone dos dedos juntos sobre el mostrador y con la otra mano hace como si martillara los dedos. El vendedor le trae un martillo. El sordomudo niega con la cabeza y apunta hacia los dos dedos que estaba martillando. El vendedor le trae algunos clavos. El sordomudo eligió las medidas que quería y se fue. Bien, doc, el siguiente tipo que entró era ciego. Quería unas tijeras. ¿Cómo cree que las pidió?"
[Antes de continuar, respóndanse la pregunta.]
Indulgentemente levanté mi mano derecha e imité el movimiento de unas tijeras con mis primeros dos dedos. Entonces el mecánico me dijo entre risotadas: "¿Por que haría eso, idiota? El ciego las pidió hablando." Entonces dijo, complacido: "Lo estuve probando con mis clientes todo el día". "¿Cayeron muchos?", le pregunté. "Bastantes —dijo—, pero estaba seguro de que usted iba a caer." "¿Por qué?", le pregunté. "Por que usted está tan bien educado, doc, que sabía que no podía ser muy listo."
Por si alguien lleva la cuenta, anótenme a mí en el grupo de los que movieron los dos dedos; también a la sofista, otra bien educada: caímos como chorlitos. En cambio mi hijo, que cursa en un industrial, respondió correctamente. ¿Puedo deducir, entonces, que le falta educación?
Leo en Wired (en inglés) que a fines de febrero o principios de marzo un satélite espía norteamericano caerá a tierra. El problema es que en esta ocasión el descenso no será sobre el océano —como es el procedimiento habitual, pues así se evitan daños a causa del impacto y se protegen secretos militares— sino sobre un punto todavía no determinado de la superficie del planeta, pues el satélite está fuera de control.
No hay información oficial sobre las características del satélite, pero se cree que es un satélite de reconocimiento fotográfico de unas nueve toneladas y con un tamaño similar al de un pequeño ómnibus. Sin embargo no sólo hay riesgo por el impacto directo sino, además, por la hidrazina, el combustible utilizado por el cohete, un líquido incoloro y con un olor parecido al amoníaco, que resulta ser tóxico al contacto humano.
Según se informa en la misma nota, también se habría descartado el derribo del satélite por medio de un misil, porque un eventual impacto no eliminaría el riesgo, ya que fragmentaría al satélite sin que se pudiera evitar que los restos re-entraran a la atmósfera e impactaran sobre la superficie de nuestro planeta.
Quiero creer que más adelante se dará información confiable sobre el satélite y su órbita; incluso, si tenemos suerte, hasta podremos observarlo antes de que rompa algo. En esta página hay una introducción a la observación de satélites artificiales.
En la imagen propiamente dicha no hay nada obsceno pero no le creería a quien me diga, luego de haber visto la fotografía, que no le rondaron pensamientos muy poco decorosos por su cabeza.
En cambio, ni siquiera me imagino qué tenían en la cabeza quienes diseñaron o fabricaron este objeto, de seguro nada parecido a lo que se hace hoy.
Si quieren leer sobre la ocurrencia de la gente sobre la imagen —no son precisamente iconoclastas—, sigan los comentarios de la entrada enlazada al pie. Caveat lector. Algunos comentarios pueden resultar ofensivos.
Nota: El texto de la parte superior del aplique dice: Honor thy father and mother, esto es, el conocido Honra a tu padre y madre.
Por una de esas carambolas de los buscadores, di con un ensayo que recopila algunos de los numerosos casos históricos de destrucción de bibliotecas —algunas grandes, otras no tanto, pero todas con ejemplares irrecuperables— por obra y desgracia de instituciones o individuos poderosos a los que, para no atentar al pudor ni a las buenas costumbres, llamaré simplemente como biblioclastas.
Etimológicamente la palabra significa destructor de libros, siendo sinónimos bibliolita y bibliofóbico. Si bien el significado literal de la última palabra es miedo a los libros y no destructor, es posible que su empleo se justifique porque al mismo tiempo apunta a una de las razones —quizá la menos reconocida por los propios biblioclastas— del porqué se destruyen masivamente los libros.
Luego, el ensayo avanza en una dimensión no tan conocida como la anterior, porque especifica casos en que la propia literatura contribuye a este atroz panorama con destrucciones imaginarias de libros, situación desdichada a la que no me atrevo a llamar con una palabra al efecto. Veamos uno de los ejemplos:
La más célebre quema de libros hecha en una novela, inolvidable, íntima, es la que presenta Cervantes en el capítulo VI de la primera parte de "Don Quijote". Nadie puede no recordar al cura y al barbero (que es como decir la iglesia y la censura) cuando entran en la biblioteca de Alonso Quijano, dormido entonces, y consiguen un centenar de textos, en su mayoría novelas de caballerías que proceden a revisar y seleccionar, aunque la sobrina y el ama piden una hoguera expedita. Por el "Amadís de Gaula" que se salva por ser el primero y el mejor de todos al corral y al fuego irán "Las sergas de Espladián" y todos los epígonos junto con "Don Olivante de Laura", "Florismarte de Hircania", "El caballero Platir", "El caballero de la cruz", "Palmerín de Oliva", "Don Belianís" y otros. Al despertar, la sobrina explica que la biblioteca ha desaparecido por obra de un mago y don Quijote cree perfectamente que un tal Frestón ha sido el destructor. El capítulo sirvió a Cervantes para hacer una crítica poderosa contra los dominios sesgados y mediocres de una tradición que distrajo y falsificó la lectura de libros serios y calificados en pro de una frivolidad de dicha oscura.
También en el ensayo se intenta explicar, sin que su propuesta busque justificar, la ocurrencia de tales actos de plena barbarie: en sus propias y resumidas palabras lo atribuye a la histeria colectiva causada por el mito de la Obra Sagrada. En mi opinión —y es justo señalar que el autor, Fernando Báez, reconoce no estar convencido de la tesis propuesta—, ésta no parece ser ni una razón suficiente ni necesaria, pues sólo hace falta recordar que los bárbaros que asolaron Roma también quemaron sus bibliotecas sin estar bajo el influjo del mencionado mito. Su otra explicación es tan descabellada que sólo puede contribuir a desmerecer el valor que un lector se haya hecho del ensayo.
Para finalizar, una advertencia: en la página mencionada no se proporciona antecedente alguno del autor y estoy al tanto de que algunos de los hechos históricos a los que se aluden en el ensayo han sido cuestionados, de manera que es de especial consideración una lectura crítica del trabajo. Al término del ensayo, el autor sugiere una bibliografía al respecto, la que, feliz y aparentemente, (aún) no ha sido quemada.
Me había sentado a la sombra de unos árboles ubicados en el patio central de la Academia Sofista, cuando descubrí un palimpsesto caído al pie del banco. Curioso, lo levanté y vi que entre tachaduras todavía podía leerse una frase típica de estudiante:
No fue una tarea sencilla imaginar argumentaciones válidas cuando conversamos sobre nuestras propias hipótesis filosóficas.
En eso se me acercó Eneas Quante, un predestinado y antiguo condiscípulo mío. —¿Es tuyo? —Me preguntó señalando el palimpsesto. —No, lo encontré aquí. Tiene escrita una frase bastante arrogante y alambicada, de algún estudiante engreído —le dije mientras se lo alcanzaba. —Conozco la frase. En efecto, es de estudiante, pero reciente, no de nuestra época. Y quizá por eso la malinterpretaste. —¿Cómo es eso? —Algunos graciosos dicen que la frase está dirigida a María, pero eso no es del todo cierto. Otros dicen que cualquier estudiante puede..., ¿cómo es que dicen exactamente?..., sí, leer una nomenclatura azarosa. —¿En María? —No, no, en la frase del palimpsesto. Esto último es cierto pero sólo si es un buen estudiante y de los míos —afirmó mientras me miraba con ojos inquisidores. —Y supongo que se refiere a algo que todos conocemos —aventuré, intentando distraer a esos ojos, que ya se hacían burlones. —Sí, pero no siempre está a la vista. Luego de una pausa, agregó: —Te veo confundido, no sabés de qué trata la frase. —No por ahora, pero como fui un buen alumno estoy seguro que la descifraré. —Estoy seguro y así lo espero. Bueno, tengo que irme. Suerte con el problema. —Gracias, Eneas. La próxima vez que nos veamos te daré la solución.
Y se fue, sin decirme nada más. Es difícil empezar la semana con un enigma. ¿Podrían ayudarme con alguna pista?
Una página diseñada para que nos podamos hacer una idea de cómo es el universo. Atlas del universo (en inglés) se divide en nueve mapas principales, cada uno de los cuales es aproximadamente diez veces la escala del anterior. El primer mapa muestra las estrellas más cercanas —a 12,5 años luz del Sol, unas 700 veces más lejos que el borde del sistema solar—. El segundo mapa muestra el vecindario del Sol —a 250 años luz del Sol—, en el que se encuentran la mayoría de las estrellas que podemos ver a simple vista desde la Tierra.
Los siguientes mapas continúan alejándose del Sol y muestran el Brazo de Orión —el brazo de nuestra galaxia en donde está ubicado el Sol, cinco mil años luz de radio—, la Vía Láctea —nuestra galaxia espiral, cincuenta mil años luz de radio—, las Galaxias Satélites —galaxias enanas que giran alrededor de la Vía Láctea, medio millón de años luz de radio (en la imagen, clic para ampliarla)—, el Grupo Local —el cúmulo de galaxias al que pertenece la Vía Láctea, aquí estamos a cinco millones de años luz del Sol—, el Supercúmulo de Virgo —grupos de cúmulos de galaxias unidas gravitacionalmente, al que pertenece el Grupo Local, cien millones de años luz de radio—, los Supercúmulos Vecinos —muestra los supercúmulos ubicados dentro de un radio de mil millones de años luz— y, finalmente, el Universo Visible —muestra los objetos conocidos en un radio de catorce mil millones de años luz—, un mapa incompleto pero que aún así revela la estructura aproximadamente regular del universo.
Además de los mencionados, Atlas del universo incluye mapas a diferentes escalas de los mismos u otros objetos del universo, numerosos gráficos y un glosario, entre otros contenidos. También cuenta con la interface en castellano, pero en mis pruebas sólo pude ver la página principal, ya que los enlaces remiten a páginas inaccesibles o inexistentes.
Blogs es un ensayo de Sarah Boxer acerca de libros sobre blogs como anticipo de su propio libro sobre blogs. En MetaFilter comentan ambas publicaciones. ¿Ven el patrón? Doy por seguro que alguien publicará dentro de muy poco un libro sobre blogs que discuten sobre libros de blogs y, casi de inmediato, habrá blogs que lo comentarán, con lo cual dará comienzo el próximo giro de esta rueda aparentemente infinita.
¿Adónde habrá quedado el mundo? Tendré que ir pensando en bajarme —sólo estoy esperando que la cosa gire un poco más lento—.
Aunque parezca mentira, hay gente que cree que si uno escribe sobre algo, da como un hecho que uno es eso en la vida real, lo cual convertiría a todos los escritores de policiales en policías o en asesinos. Hay gente que supone cosas increíbles acerca de las creencias religiosas del escritor (o de la falta de ellas) y del estado de su alma inmortal. En fin. Y está también nuestra cultura, que piensa que alguien está mucho más en onda si es capaz de lanzar una pelota de fútbol [americano] en vez de escribir un libro. El año pasado me entrevistaron en la radio y el periodista insistió en hacerme hablar sobre lo "raras" que eran las convenciones de ciencia ficción. Le pregunté si alguna vez había ido a ver un partido de fútbol americano de las universidades más importantes o a una carrera de autos del NASCAR: las pelucas rizadas, los cuerpos pintados, los disfraces, las loquísimas reuniones estudiantiles. Sería lindo que dejáramos a la gente divertirse a su manera sin necesidad de juzgarla.
Buen punto, pero parcial. Me pregunto qué escritor alguna vez no creyó cosas increíbles sobre sus lectores o los juzgó con una actitud sobradora —pienso, por ejemplo, en la tan vapuleada literatura de evasión—. Al fin y al cabo hay tanta distancia del escritor al lector como del lector al escritor y, en este sentido, no hay una región privilegiada desde donde descalificar a los otros. Los lectores pertenecen a una clase tan fantasmal e inasible como la de los escritores.
Porque, ¿no estarán pensando que yo soy realmente un sofista, no?
Como en la prueba anterior, hay tres puertas, detrás de las cuales hay una dama y dos tigres.
—Sin embargo —le dijo al siguiente prisionero—, he decidido introducir un cambio en esta prueba: el letrero de la puerta de la habitación en la que está la dama dice la verdad y al menos uno de los otros dos miente. Estos son los tres letreros:
I En la habitación II hay un tigre.
II En esta habitación hay un tigre.
III En la habitación I hay un tigre.
¿Qué habitación deberá escoger el prisionero para quedarse con la dama?
Sus razonamientos deductivos en los comentarios (clic en sofismas).
El reciente fallecimiento de Bobby Fisher generó una ola de publicaciones —tanto online como en papel— relacionadas con el ajedrez. De una de ellas, cuyo autor es George Steiner (ver nota al pie), me interesaron en particular estos dos párrafos:
Para un verdadero jugador de ajedrez, el acto de mover treinta y dos piezas en un espacio de 8 x 8 casillas es un fin en sí mismo, un mundo muy completo al lado del cual la vida biológica, política o social resulta desordenada, aburrida y contingente. [...] Y no se trata de ganar dinero ni obtener conocimientos o renombre, sino de un encantamiento autista, tan puro como los cánones invertidos de Bach o la fórmula de los poliedros de Euler.
Allí radica indudablemente una de las verdaderas conexiones [entre la música, las matemáticas y el ajedrez]. A pesar de su riqueza de contenido, de toda la historia y las instituciones sociales relacionadas con ellas, la música, las matemáticas y el ajedrez son actividades maravillosamente inútiles (las matemáticas aplicadas son una especie de plomería sofisticada, o de música para ser interpretada por la banda de policía). Son metafísicamente triviales e irresponsables. Se resisten a conectarse con el mundo y aceptar la realidad como árbitro. Este es el secreto de su fascinación. Nos hablan –al igual que ese procedimiento más reciente llamado arte abstracto– de la capacidad del hombre para “crear cosas al margen el mundo”, de inventar formas alocadas, totalmente inútiles, austeramente frívolas. Dichas formas no toman en cuenta la realidad y, por lo tanto, son ajenas –como ninguna otra cosa– a la autoridad banal de la muerte.
En ese momento me interrumpió mi amigo Charlatandro, el sofista de las mil voces, quien llegó acompañado por algunos de sus discípulos. Enterado de mis meditaciones, ni lerdo ni perezoso hizo honor a su fama:
—La explicación de Steiner me sugiere —por no decir implica— un platonismo extremo. Contemos entre todos algunas de las ideas de Steiner, que para eso tenemos dedos.
—En el plano ontológico —dijo el discípulo de la derecha— Steiner distingue entre dos mundos o realidades independientes entre sí. Uno de esos mundos es el biológico —esto es, mortal—, entre otros aspectos; el del ajedrez no se rige por la mortalidad. El mundo biológico admite múltiples entidades, el del ajedrez muy pocas clases, con escasos individuos. El mundo biológico es un mundo desordenado, siendo el del ajedrez, en cambio, un mundo ordenado, sin sorpresas: todo lo que allí puede ocurrir es previsible. El mundo biológico es contingente, por lo tanto el del ajedrez, su mundo opuesto, es necesario; además, como este mundo es necesario y abiológico, nada puede morir, es un mundo regido por la eternidad y, en consecuencia, tiene presencia constante. Es y no puede dejar de ser. Por último, el mundo del ajedrez es un mundo puro, abstracto, alejado de lo empírico, que es el ámbito del mundo biológico.
—En cuanto al significado de esta ontología —comenzó diciendo el discípulo de la izquierda—, Steiner establece que hay jugadores de ajedrez verdaderos o auténticos, por lo tanto también los habrá falsos. El ajedrez, como es una actividad pura, es una finalidad en sí misma; de esta manera el ajedrez no estará motivado por finalidades pecuniarias, psicológicas o sociales: esto sería propio del jugador falso. Se identifican verdad y pureza. Se denigra toda aplicación práctica.
—Como si esto fuera poco —agregó un tercer discípulo—, Steiner también celebra la inutilidad del ajedrez, aspecto que le permitiría al ajedrecista separarse del mundo biológico e ingresar al otro mundo, al del ajedrez, al mundo de la eternidad, donde la muerte pierde su autoridad.
—Si el análisis de mis discípulos es correcto —dijo el maestro—, entonces podemos concluir que el ajedrecista corre serios problemas de enloquecer, como si estuviera en jaque perpetuo. El mundo verdadero no sería este mundo, el biológico, sino el abstracto, el del ajedrez. Y esto lo sostendría un simple mortal, uno que reniega de su condición.
—Pero maestro —intercaló otro de sus discípulos—, no hay dos mundos, sino uno solo, y es inevitable que el único mundo que hay se haga sentir en todo momento.
—Sí, el de Steiner es un caso extremo de platonismo, la glorificación del juego por sí mismo es la jugadora perdedora. No hay ajedrecista que sobreviva: el mundo biológico le dará un jaque mate en cualquier momento. Es cierto que el ajedrez es un juego dualista y la tentación de dividir al mundo en dos colores, blanco y negro —amigo y enemigo—, es muy grande. Pero es una jugada fatal. El mundo es uno y hay muchos más colores en juego que aquellos dos.
—Siguiéndote la idea —me permití apuntar—: aplicar la dualidad a todo el mundo es olvidar que el tablero forma parte de un único mundo, que los escaques no se continúan por fuera de los límites del tablero.
—No hay problema en jugar al ajedrez —concluyó Charlatandro—, pero lo que no se puede hacer es vivir al ajedrez.
Y luego de estos comentarios, Charlatandro y sus discípulos regresaron por donde habían venido.
(*) Fragmento de “Muerte de reyes”, en Extraterritorial. Ensayos sobre literatura y la revolución del lenguaje (Ed. Adriana Hidalgo, trad. Edgardo Russo). Reproducido en Página 12. Partida de ajedrez de Stefan Zweig, mencionado en el texto de Steiner, puede leerse, aunque quizá sea sólo un fragmento, aquí, según la información que me llegó de una lista amiga.
Como dicen en Universe Today, esta foto (clic en la imagen para ampliarla) es demasiado hermosa como para no compartirla.
Se trata de una imagen captada con el telecopio de rayos-X Chandra, que muestra una densa región de estrellas masivas en la constelación del Centauro. El cúmulo estelar, conocido como Westerlund 2, era hasta hace poco una región misteriosa de nuestra galaxia, colmada de gases y polvo que oscurecían nuestra visión de lo que había en su interior. Pero las nuevas observaciones de rayos-X del Chandra revelaron algunas de las estrellas más calientes, brillantes y masivas que se conocen, y convirtieron a este cúmulo estelar en uno de los más interesantes de la Vía Láctea.
Westerlund 2 es un cúmulo estelar joven, con una edad estimada en uno o dos millones de años, ubicado a unos 20 mil años de la Tierra. En la imagen se puede ver a WR20a, un punto amarillo brillante, justo debajo y a la derecha del centro del cúmulo: es un sistema de estrellas dobles con masas gigantescas, de 82 y 83 veces la del Sol. Ambas estrellas ejectan constantemente densas corrientes de materia, llamadas vientos estelares, que producen grandes cantidades de emisiones de rayos-X al colisionar entre sí.
La mencionada colisión es vista en diferentes ángulos, a medida que las estrellas giran una alrededor de la otra cada 3,7 días. La presente imagen del Chandra muestra rayos-X de baja energía en rojo, rayos-X de energía intermedia en verde y rayos-X de alta energía en azul.
Decía al principio de la entrada que una imagen tan hermosa merece compartirse. Pero cuidado con los esteticismos: que la belleza de la región no nos nuble el entendimiento, porque como se sigue de los párrafos anteriores, Westerlund 2 es también extremadamente violenta, tanto que nos sería muy difícil poder vivir allí.
Fuente: Chandra Photo Album. De la misma página se pueden bajar imágenes en diferentes formatos para fondos de escritorio (enlaces en inglés). Crédito de la imagen: NASA/CXC/Univ. de Liège/Y. Naze et al.
En la entrada anterior de esta serie había dicho que el 21 y el 22 de enero eran los mejores momentos para observar un espejismo lunar, pues a la mañana del segundo día habría Luna llena.
Anticipaba un cielo nublado para la noche del primer día y así fue, aunque no tan malo como podría parecer: para la hora de salida de la Luna había nubes pero el cielo no estaba cubierto del todo. El problema mayor fue que había nubes bajas y recién pudimos ver la Luna cuando estaba por los 15° de altura: se la veía amarillenta y aparentemente más grande de lo normal, pero nada espectacular. Además, al haberse alejado del horizonte, habíamos perdido la posibilidad de comparar su tamaño con el de otros objetos. En definitiva, la experiencia no era decisiva.
Quedó toda la expectativa para la noche del 22 de enero. El plan fue salir a la hora de la salida de la Luna a recorrer el barrio, buscando por entre algunas casas bajas una visión del satélite lo más cercana al horizonte posible. Luego de ir y venir por el vecindario, finalmente encontramos un buen lugar a tres cuadras de casa. Había nubes, como en la noche anterior, también algunas bajas, pero en general la visión era bastante mejor que la de la noche pasada. No tuvimos que esperar demasiado: a los pocos minutos la Luna salió lentamente por entre las nubes, a unos 5° sobre el horizonte: mejor vista que esa en esta ciudad es casi imposible. Se la veía grande, más grande incluso que el día anterior y sin duda más grande que lo habitual; de color amarillento bastante subido, pero sin tonos rosados.
¿Qué tanto más grande se veía la Luna? Según lo que habíamos leído, la ilusión óptica puede incrementar el tamaño de la Luna desde un veinte por ciento hasta el doble de tamaño. Para tener una idea aproximada de lo que estábamos viendo, tomamos varias mediciones —con tecnología casera, nada científica— de la Luna cuando estaba a los 7° sobre el horizonte y luego, un par de horas después, cuando estaba bien blanca y a una buena altura sobre el horizonte —no quisimos esperar más porque el cielo amenazaba cubrirse—. La diferencia que medimos para este espejismo lunar fue de un veinte por ciento, como mínimo, pero no mucho más.
La magnitud del espejismo podría haber sido más importante, pero hay que tomar en cuenta otro factor: la Luna no se encontraba en el perigeo —esto es, cuando está a su distancia mínima de la Tierra— sino alejándose de nosotros. Cuando la Luna llena y el perigeo coinciden, la Luna es aproximadamente un doce por ciento más grande que en el apogeo y su brillo se incrementa un tercio, como puede verse en la siguiente imagen:
Como el último perigeo de la Luna había sido el 19 de enero, se sigue que habríamos podido ver un espejismo lunar un poco más importante en la noche del 21. Pero como dije antes, las nubes tenían otros planes. De todas maneras tendremos revancha en un año, el próximo 10 de enero: la diferencia entre la Luna llena y el perigeo es de sólo 4 h.
Quedan invitados.
Nota: En la noche del 24 habrá una conjunción de la Luna con Saturno, el fenómeno bien vale aunque sea una mirada. Actualización: Nubes, nubes y nubes. Apenas vi a la Luna y a Saturno a través de la nubosidad por unos pocos minutos. Luego el cielo se cerró por completo.
Otra nota: Pueden consultar tablas del perigeo, apogeo y fases lunares en el FourmiLab. Ver imagen original con un breve texto explicativo (enlaces en inglés).
Quedan pocas dudas de que las características del terreno marciano son fértiles en pareidolias. Aquí tienen la última, gentileza del Spirit, uno de los robots de la NASA en aquel planeta:
Un auténtico bicho raro. En esta página —de donde procede la imagen— dicen que la figura humanoide es un recorte de esta foto del cráter Gusev, pero yo confieso que no pude encontrarla, a pesar de una minuciosa inspección. Quizás una de la tretas del lugareño es mimetizarse entre las luces y las sombras, entre las rocas y la desolación del paisaje. ¿Alguien pudo ubicar al escurridizo personaje en la foto original?
En cambio, en Boing Boing dicen que se parece a Bigfoot —podría ser su pariente marciano, hay fotos en ese blog que lo sugieren—, pero yo no les creo mucho, porque ese tema es un clásico en Boing Boing y suelen ver a Bigfoot hasta en la sopa.
El primer ofrecimiento es The Open Sea o El mar abierto, un fragmento del capítulo 10 de su conocido libro A Wizard of Earthsea o Un mago de Terramar (5Mb MP3, 11:19), que, traducida al castellano (ver nota al pie), comienza así:
De repente, Ged se puso de pie sobre la proa y habló en voz alta. El viento de la magia cesó. Miralejos se detuvo y como una rama seca rodó arriba y abajo sobre las aguas encrespadas. Y la vela pendió del mástil, floja e inmóvil, aunque el viento del mundo soplaba siempre con fuerza del oeste. Suspendida sobre las olas, la barca se sacudía siguiendo el vasto y lento movimiento, pero ya no avanzaba.
—Arría la vela —dijo Ged—, y Algarrobo se apresuró mientras Ged soltaba los remos, los insertaba en los toletes y encorvaba la espalda para remar.
Algarrobo, que no veía alrededor nada más que olas revueltas, no comprendía por qué ahora continuaban a remo; pero nada dijo y esperó, y a poco advirtió que el viento del mundo empezaba a aquietarse, y que el empuje del agua decrecía. La barca se sacudía y empinaba cada vez menos hasta que al fin pareció avanzar al vigoroso impulso de los remos de Ged por aguas casi inmóviles, como en una bahía cercana. Y aunque Algarrobo no veía lo que Ged veía, cuando entre uno y otro golpe de los remos miraba por encima del hombro delante de la barca, aunque no veía unas pendientes tenebrosas bajo estrellas inmóviles, empezó a vislumbrar, con ojo de hechicero, una oscuridad que colmaba los huecos de las olas, todo alrededor de la barca, y vio que el oleaje descendía lento y perezoso, ahogado con arena.
Si era un sortilegio de ilusión, tenía poder inverosímil: hacer que el Mar Abierto pareciera tierra. Tratando de no perder la cordura y el coraje, Algarrobo pronunció el Sortilegio de Revelación, esperando ver, entre cada palabra lentamente pronunciada, algún cambio, un temblor de la ilusión en ese extraño y seco bajío del océano abisal. Pero no advirtió nada. Acaso el sortilegio, aunque afectara sólo la visión y no la magia que obraba en torno de ellos, no tuviese allí ningún poder. O quizá no era ilusión, y habían llegado al fin del mundo.
[...]
En la misma página también se ofrece Three Poems from Wild Angels —dividido en varios archivos—. A juzgar por las fechas de publicación, el ritmo de las novedades es semanal, y ya están anunciados los siguientes dos audios.
Hoy Apple presentó el informe financiero sobre el trimestre concluído a fines de diciembre de 2007, el que se constituye en el mejor de su historia, tanto en ingresos como en beneficios:
La compañía anunció ingresos por u$s9.600 millones con un beneficio neto trimestral de u$s1.580 millones, o u$s1,76 por acción diluída (*). Estos resultados se comparan con una entrada de u$s7.100 millones con un beneficio neto trimetral de u$s1.000 millones, o u$s1,14 por acción diluída, del mismo trimestre del año anterior. [...]
Apple entregó 2.319.000 computadoras Macintosh, lo que representa un incremento del 44 por ciento en las unidades y del 47 por ciento en los ingresos, respecto del mismo trimestre del año anterior. La compañía vendió 22.121.000 iPods durante el trimestre, lo que representa un incremento del 5 por ciento en las unidades y del 17 por ciento en los ingresos, comparado con el mismo trimestre del año anterior. Las ventas trimestrales del iPhone fueron de 2.315.000 unidades.
Ya me decía yo que tenía que comprar acciones de Apple...
(*) Significa que el capital de la empresa no varía pero sí aumenta el número de acciones en circulación.
En la entrada anterior de esta serie esperaba poder publicar fotos en color de Mercurio. Pues bien, ya salió la primera, que es la misma imagen subida aquí pero en falso color, esto es, una imagen que un ser humano no hubiera podido ver tal cual a simple vista.
Ver imagen ampliada. La Cámara Gran Angular a bordo de la MESSENGER está equipada con 11 filtros de banda estrecha, lo que quiere decir que cada uno de esos filtros de color transmite una zona angosta del espectro de luz. Cuando se combinan imágenes tomadas con diferentes filtros en el espectro visible y en el infrarrojo, se obtienen distintas imágenes color de gran definición que de otra manera no serían posibles. Las cámaras de la MESSENGER pueden ver mucho más allá del espectro visible para el ojo humano, y así los colores de la imagen que ilustra esta entrada difieren en algún aspecto de lo que un ser humano vería a simple vista.
Esta imagen color se generó mediante la combinación de tres imágenes separadas, tomadas con filtros sensibles a la luz en diferentes longitudes de onda: así, el infrarrojo, rojo lejano y violeta —con longitudes de onda de 1000, 700 y 430 nanómetros, respectivamente— se colocaron en los canales rojo, verde y azul, en ese orden, para crear esta imagen. En comparación, el ojo humano es sensible a las longitudes de onda entre los 400 y los 700 nanómetros.
¿Y cuál es el objetivo de todo este procedimiento? Cuando se crean imágenes por la combinación antes descrita o similar, se acentúan las diferencias de color en la superficie de Mercurio, diferencias que no podrían verse con una imagen en blanco y negro, creada con los datos provistos por un único filtro (como la imagen publicada la semana pasada). Las variaciones de color sirven para indicar diferentes tipos de roca: así al analizar las diferencias de color a través de los 11 filtros, los científicos del equipo de la MESSENGER investigan la variedad de los tipos de roca y mineral que hay en la superficie de Mercurio. Esta información será muy importante para responder cuestiones fundamentales sobre la formación y evolución del planeta.
Leo en Boing Boing que Gerry Canavan (enlaces en inglés) formó una colección bastante particular: imágenes del destino de La Estatua de la Libertad en cuentos, libros, historietas y películas de ciencia ficción. Digamos que no le fue bien —a la estatua, no a Gerry—.
El coleccionista explica sus motivos: [...] me impactó la recurrencia, a partir de los '40, de la Estatua de la Libertad en ruinas como el ícono del desastre por excelencia. De hecho me impactó tanto que comencé a coleccionar obsesivamente esas imágenes, buscándolas por toda la Red. Según mis cuentas, la colección de Gerry supera las treinta imágenes.
Ahora bien, mirando el mismo asunto pero con una perspectiva local —aunque el mundo esté globalizado, sigue siendo significativo vivir en un lugar determinado—, pregunto: ¿la imagen de qué cosa —un monumento, un edificio, etc.— en ruinas ha sido utilizada por la ciencia ficción escrita en castellano para representar el fin del mundo? De existir, ¿es esa imagen tan recurrente como en el caso norteamericano? ¿O hay múltiples versiones según los distintos países?
En este momento no recuerdo ningún ícono con sabor local (*), olvido o ausencia que puede interpretarse como que la imagen del fin del mundo pertenece al ámbito religioso —un apocalipsis—, o que usamos el mismo símbolo que la ciencia ficción sajona o que el fin del mundo no es una idea tan perturbadora para nosotros.
¿Sugerencias?
(*) El eternauta podría ser uno, pero no recuerdo que impusiera ninguna imagen.
Repasaba, como todos los días, las noticias vía RSS cuando leí esta nota (en inglés) que recordaba la fecha en la cual Plutón —en aquel entonces todavía un planeta— cortaba la órbita de Neptuno y se metía en su interior. Un fenómeno único entre los planetas de nuestro sistema que dura 21 años, al cabo de los cuales Plutón vuelve a cortar la órbita de Neptuno para recuperar el puesto de planeta más exterior del sistema solar. Como ahora Plutón dejó de ser un planeta, la próxima vez que corte la órbita de Neptuno, en unos 250 años, la jerarquía del sistema solar no se verá afectada.
Hasta aquí todo bien, pero mis ojos se desorbitaron cuando leí lo siguiente:
While its eccentric orbit around the sun is not among the reasons the International Astronomical Union gave for downgrading Pluto's status to "dwarf planet" in 2006, it probably didn't help. Not only is Pluto's orbit elliptical, which puts it at odds with the circular orbits of the great eight, but its orbital plane is also very different.
Cuya traducción aproximada es:
Aunque su órbita excéntrica alrededor del Sol no fue una de las razones que en 2006 dio la Unión Astronómica Internacional para rebajar el estatus de Plutón al de "planeta enano", es probable que eso tampoco ayudara. No sólo la órbita de Plutón es elíptica, característica que la pone en desacuerdo con las órbitas circulares de los ocho grandes planetas, sino que su plano orbital es también muy diferente.
Este párrafo es burdamente anti-kepleriano ya que viola la primera ley de Kepler, enunciada hace casi 400 años. Todos los planetas —y en general todos los cuerpos del sistema solar— giran en torno al Sol en órbitas elípticas: la diferencia está dada en que la excentricidad de la órbita de Plutón es mucho mayor que la de los otros planetas —excepto Mercurio—. En cambio, una órbita circular tendría una excentricidad igual a cero. Pueden ver esta página de la NASA para comparar las excentricidades de los planetas del sistema solar, entre otros datos.
Por supuesto, hubo comentarios de lectores que observaron ese problema, pero todavía el autor de la nota no mostró reacción alguna. Quizá pasa como con el primer cóctel astrónómico, cuyos efectos perduran después de 19 días, porque la nota sigue tal cual la subieron.
Estén atentos al anochecer: si tienen suerte (*) hoy o mañana podrán observar un espejismo lunar. Se llama así a la ilusión óptica de ver a la luna, cuando está baja —o cercana al horizonte—, mucho más grande que su tamaño real (en la ilustración, copiada de aquí; por razones obvias no puede haber fotografías de este fenómeno).
No hay una explicación convincente de este fenómeno. Si bien el tono anaranjado o rosado de la Luna es atribuíble a las partículas de polvo suspendidas en la atmósfera, el tamaño agrandado no depende de la comparación con objetos conocidos, como árboles o casas, porque también lo han observado pilotos volando a mucha altura sin tener objetos al frente. En esta página de la NASA hay más información general sobre el tema (en castellano, aunque las páginas a las que remite están en inglés).
En Buenos Aires y sus alrededores, la Luna saldrá hoy a las 20:47 h, mañana lo hará a las 21:28 h. El cambio de fase a luna llena será a las 11:35 h de mañana, según las predicciones del Servicio de Hidrografía Naval. Aunque más difícil de notar, el espejismo lunar puede darse también en la puesta de la Luna, lo que ocurrirá en el amanecer —para los que esto le parezca raro, tomen en cuenta que en estos momentos el Sol y la Luna están en oposición, esto es, en puntos opuestos de la bóveda celeste, vistos desde la Tierra—.
(*) Lo digo porque está bastante nublado en Buenos Aires, quizá se abra el cielo en el momento preciso.
Otra historia rara en torno a Friedrich Nietzsche. Esta vez se trata de una yerba mate que lleva como marca el nombre de su hermana, Elisabeth, de la que es bastante conocida su aventura y utopía racista de Nueva Germania en el Paraguay finisecular.
En esta página —de la que copié la imagen—, la empresa a cargo de la exportación del producto no pierde oportunidad de señalar el parentesco con el filósofo —aunque flaco favor se hacen, porque debe ser la ilustración de Friedrich Nietzsche más ridícula que vi—, además de destacar el impulso wagneriano y las motivaciones religiosas de la misión. Por lo visto, los jesuitas no fueron los únicos con intereses religioso-imperiales en la región. [Tengan en cuenta que la página contiene material multimedia, el que puede ser inconveniente para ver en el trabajo.]
Los escritos de los antiguos, hablo de los más notables, sólidos y vigorosos, ejercen sobre mí grande influencia y me llevan donde quieren; el autor que leo me parece siempre el más fundamental, creo que todos tienen razón, cada cual cuando le toca el turno aunque prediquen opiniones contrarias. Esta facilidad que gozan los buenos escritores de convertir en verdadero o verosímil todo lo que quieren, y el que nada haya por peregrino que sea con que no puedan engañar una sencillez parecida a la mía, es una demostración evidente de la debilidad de sus pruebas.
El argumento es de una fina ironía. Para fortalecer su argumento, Montaigne exagera en mucho su credulidad y simpleza personal: así, se presenta como un lector voluble, que cambia de opinión como una veleta bajo la presión del viento. Ahora bien —y este es el segundo paso de su argumento—, su propio y reiterado cambio de opinión confirma que las pruebas presentadas en los escritos de los antiguos carecen de valor, pues se refutan unas a otras. Si hubiera ocurrido que algún autor antiguo fundamentara su posición con pruebas verdaderas, ningún otro autor podría refutarlo.
El cielo y las estrellas se movieron durante tres mil años, todo el mundo lo creyó así hasta que Cleanto el samiano, o según Teofrasto, Nicetas de Siracusa sentaron la opinión de que era la tierra la que se movía, por el círculo oblicuo del zodíaco, dando vueltas alrededor de su eje; y en nuestra época, Copérnico ha demostrado tan bien esta doctrina, que la ha puesto en armonía con la marcha de todos los cuerpos celestes: ¿qué deducir de aquí sino que debe importársenos poco cuál sea el cuerpo que realmente se mueva? ¡Quién sabe si de aquí a mil años una tercera opinión echara por tierra los dos pareceres precedentes!
Nuevamente Montaigne exagera en este párrafo: en este caso, las pruebas en las que se basada la teoría copernicana, pues ésta no era una teoría generalmente aceptada —si lo hubiera sido, décadas después Galileo podría haber sostenido públicamente y sin mayores problemas su copernicanismo—. Pero Montaigne necesita ponerla en pie de igualdad con la teoría ptolemaica, a fin de hacer valer el argumento enunciado del párrafo anterior: ninguna doctrina es verdadera.
Sic volvenda aetas commutat tempora rerum: quod fuit in pretio, fit nullo denique honore; porro aliud succedit, et e contemptibus exit, inque dies magis appetitur, floretque repertum laudibus, at mira est mortales inter honore. (1)
Así que, cuando se nos muestra alguna doctrina nueva, tenemos motivos sobrados para desconfiar y para suponer que, antes de presentarse la misma en el mundo, la contraria gozaba de crédito y estaba en boga; y como la moderna acabó con la antigua, podrá suceder que se le ocurra a alguien en lo porvenir un tercer descubrimiento que destruirá del mismo modo el segundo.
Por último, Montaigne propone una especie de inducción pesimista: aún si se cree en la verdad de una doctrina actual, no es posible descartar que en un futuro surja otra doctrina que demuestre su falsedad. Y como esto ya ocurrió en el pasado —doctrinas que se creían verdaderas fueron refutadas por doctrinas posteriores—, es probable que vuelva a ocurrir en el futuro. Montaigne refuerza la misma conclusión: ninguna doctrina es verdadera.
¿Se sostiene la inducción pesimista de Montaigne? En los términos que él la plantea —como doctrinas sostenidas sólo por argumentos—, es claro que no: basta analizar la perspectiva de teorías científicas como la circulación de la sangre, el movimiento gravitatorio y planetario y otras tantas mencionadas aquí, las que nadie cree que puedan ser refutadas.
(1) Conforme el tiempo transcurre va cambiando el valor de las cosas; lo que era antes apreciado no merece ahora ninguna estimación; ha venido a ocupar su puesto algo distinto que antes era menospreciado a su vez, y ahora cada día con vehemencia mayor es de todos apetecido, y goza de gran predicamento e inagotables alabanzas. Lucrecio, V, 12, 75. (N. del T.) [Los datos de la edición citada están en la entrada anterior de esta serie, enlazada más arriba.]
Un párrafo redondo de los Ensayos de Miguel de Montaigne en el que empeña toda la potencia de su ¿Qué se yo? para mostrar como una pretensión inalcanzable la búsqueda de certeza por parte de los filósofos —o de los científicos, ya que en la época de Montaigne casi no se distinguía entre ambos campos— en el conocimiento de las cosas humanas y naturales:
¿Es en Platón donde he visto esta divina frase, «que la naturaleza es una poesía enigmática»? (1) como quien dice una pintura velada, rodeada de tinieblas, entreluciente de una variedad infinita de claridades aparentes, en vista de las cuales nuestras conjeturas se fundamentan: Latent ista omnia crassis occultata et circumfusa tenebris; ut nulla acies humani ingenii tanta sit, quae penetrare in caelum, terram intrare possit. (2) Y en verdad la filosofía no es otra cosa que una poesía sofística. ¿De donde sacan los escritores antiguos sino de los poetas todos los principios que sientan? Los primeros filósofos fueron poetas y como tales trataron su ciencia. Platón no es más que un poeta desenfrenado; Timón le llama, para injuriarle, gran forjador de milagros. Todas las ciencias supraterrenas se revisten de estilo poético. De la propia suerte que las mujeres echan mano de dientes de marfil cuando los naturales les faltan, y en lugar del color natural ostentan otro valiéndose de cualquier substancia adecuada; como se procuran muslos artificiales con trapos y fieltros, y pechos con algodón, y a los ojos de todos se embellecen de una manera falsa y prestada, así hace la ciencia (y en nuestras leyes mismas hay, al decir de algunos, ficciones necesarias en las cuales se fundamenta la legitimidad de la justicia); aquélla nos procura en pago y en presuposición las ideas que nos muestra haber sido inventadas, pues esos epiciclos excéntricos y concéntricos de que la astronomía se ayuda para explicarnos el movimiento de las estrellas, suminístranoslos como lo mejor que ha podido encontrar en aquel punto. Igualmente la filosofía nos muestra no lo que realmente es, no la realidad pura, o lo que tal ciencia cree que sea la verdad, sino lo que forjar puede más verosímil y grato. Hablando Platón de las funciones de nuestro cuerpo y de las que son peculiares al de los animales, concluye así: «Que todo cuanto dejamos dicho sea la verdad, no podemos asegurarlo; certificaríamoslo si pudiéramos disponer de la confirmación de algún oráculo; sostenemos solamente que es lo más verosímil que hayamos acertado a decir.» Libro segundo, XII. Apología de Raimundo Sebond, trad. Constantino Román y Salamero (*).
Pero así como las órbitas de los planetas perdieron su circularidad inicial ante el embate de un astrónomo perspicaz, así la redondez del argumento de Montaigne pierde esa propiedad cuando un avezado lector descubrió que el ensayista había malintepretado el sentido de la cita de Platón con la que se inicia el párrafo. El trayecto ya no es más de Platón a Platón.
Descendido de los hombros del gigante, queda claro que la opinión de Montaigne se mantiene en pie, pero por los suyos propios. Afirma que el conocimiento no es más que poesía, una ficción necesaria o lícita; sin ayuda de la divinidad no hay verdad ni certeza, porque los hombres librados a sí mismos sólo pueden aspirar a presentar conjeturas verosímiles pero no a conocer la realidad pura.
Cuando Montaigne escribió los Ensayos, la teoría ptolemaica —despreocupada por la representación física de sus postulados y, por lo tanto, compatible con la propuesta de Montaigne— mantenía su milenaria vigencia, mientras que la revolución copernicana daba sus primeros y vacilantes pasos. Transcurrido un siglo, la posición escéptica comenzó a perder terreno: los nuevos principios newtonianos colisionaban directamente con el ¿Qué se yo?, pues aspiraban a describir lo que realmente es, a descubrir la verdad. Así, dejaron de contentarse con bellas explicaciones o, como lo caracterizó Montaigne, con poesías sofísticas, y vincularon aquéllas con las predicciones. Era otra clase de conocimiento.
(1) Montaigne ha interpretado mal el sentido de Platón, el cual escribe: Toda poesía es por naturaleza enigmática. (N. del T.)
[Agrego: La interpretación de Montaigne es muy difícil de conciliar no sólo con numerosos pasajes de Platón sino hasta con los propósitos de sus investigaciones filosóficas.]
(2) Todas estas cosas están ocultas, rodeadas de tinieblas densas; para que la penetración del hombre, por muy profunda que sea, no alcance a descubrir los misterios del cielo ni los de la tierra. Cicerón, Acad., II 39. (N. del T.)
(*) Tengo la edición en papel de los Ensayos publicada por Hyspamericana —que reimprime la de Editorial Iberia— y en función de esa versión retoqué ligeramente la traducción de Román y Salamero.
Por si no se entiende esa rareza de entreluciente, contrasten con la otra traducción: O sea una pintura velada y tenebrosa, de la que traslucen infinitas falsas claridades para dar pábulo a nuestras conjeturas.
Aunque cueste creerlo, la imagen de la derecha (clic para ampliarla) no es una ilustración sino una fotografía. El efecto se logra recurriendo a una técnica informática llamada Fotografía HDR —o HDRI, de High Dynamic Range Imaging o Renderizado de Alto Rango Dinámico—, que consiste en la combinación de varias tomas de la misma imagen —tres, por lo general— con distinto nivel de exposición con el propósito de preservar todos los niveles de luminosidad. Algo imposible de lograr con la fotografía tradicional. La fotografía HDR busca imitar el funcionamiento de la visión humana, en la cual el iris del ojo se abre y se cierra para captar los distintos niveles de luz y toda esa información se integra en el cerebro. Más información sobre HDRI (en castellano).
Sin embargo, sería un error creer que alcanza con la mera imitación técnica de un comportamiento natural para garantizar un mayor realismo: el propósito y la experiencia del fotógrafo-artista son factores a tomar en cuenta, como lo muestra la imagen de la entrada. Así no todas las imágenes tratadas con esta técnica lucen como ilustraciones, porque los efectos que pueden lograrse son bastante variados. Pueden ver una pequeña colección de panorámicas urbanas japonesas —como pueden imaginarse, la fotografía HDR tiene mucho impulso en Japón— en Pink Tentacle o, si tienen mucho tiempo, una colección mucho más extensa, con más de quinientas fotografías, en Japan HDR.
En una nota llamada La vida tiene demasiada seguridad, asistimos al horror de la verdad como correspondencia. ¿Es uno quien realmente es?
Por ejemplo, es obvio que los únicos capaces de entrar al informe de mi cuenta bancaria son bandas criminales de hackers. Nadie con un nivel inferior de habilidad podría posiblemente atravesar el laberíntico proceso que mi banco hace poco instaló en su portal de Internet.
Puse todo mi esfuerzo en ello. Usé toda mi paciencia y capacidad mental. Ingresé la contraseña y los cuatro últimos dígitos de la tarjeta de débito. Saqué el aparatito de los códigos llamada PINsentry™ e inserté la tarjeta de débito. Presioné Identificar, mientras balanceaba el artilugio a la luz del sol. Me enseñó un código. Lo ingresé en el campo correspondiente en la pantalla de la computadora. Esperé. Nada. Repetí todo el procedimiento. La propulsión solar falló. No pude ver el código. La computadora me dijo en términos muy claros que no daba el nivel para consultar el informe de mi propia cuenta bancaria.
Y luego trató de convencer a un operador telefónico... Naturalmente, fracasó. Y no terminaron aquí sus problemas. Se ve que la periodista tiene serios problemas de identidad —no psicológica, porque ella sabe muy bien quién es, sino— electrónica.
Una discusión para la 5ta. [sinfonía] de Beethoven (5:51), un sketch televisivo de los '50, interpretado en vivo y de manera brillante por los comediantes Sid Caesar y Nanette Fabray, quienes muestran que una historia puede ser significativa sin necesidad de recurrir al lenguaje hablado.
El argumento es muy sencillo: Se trata de la pantomima de una pelea conyugal en la que el diálogo es reemplazado por la 5ta. sinfonía de Beethoven.
Un tema que cada tanto reaparece es si un autor necesita estar graduado en ciencia o matemática para poder escribir ciencia ficción dura. Más allá del aparente contrasentido que plantea, en este artículo el escritor James Van Pelt dice que no es necesario y presenta ejemplos en apoyo de su respuesta: para empezar, él mismo, con estudios humanísticos en inglés e historia; autores famosos, como Fred Pohl y Ray Bradbury, nunca fueron a la universidad y Connie Willis era maestra de primaria antes de tener éxito en la ciencia ficción.
Sin embargo, la respuesta de Van Pelt no es absoluta, porque reconoce que para evitar papelones, quien no tenga estudios científicos tendrá que trabajar un poco más fuerte que el común de los autores del género e incluso hacer algo de trampa. Es probable que necesite ayuda para encontrar ideas y seguro que la necesitará con la ciencia que no conoce de primera mano. ¿Pero dónde encontrar esa ayuda? Según Van Pelt, en la librería más cercana:
Cuando salgo en busca de ideas, una técnica que me gusta mucho es dirigirme a la sección de ciencia de una librería. Allí puedo encontrar más ideas en el área que abarcan uno o dos pasos que las que podría alguna vez encontrar cuando estoy en casa sentado delante de mi computadora. Por ejemplo, medio al azar saqué algunos libros de las estanterías para escribir este artículo: el primero es un libro de Kate Kelly llamado "Eso no está en mi libro de ciencia: Una compilación de hechos poco conocidos". Al abrirlo en una página cualquiera, encontré este párrafo prometedor: "Científicos de la NASA informan que al 2006 más de nueve mil piezas de basura espacial estaban orbitando la Tierra, un riesgo que sólo podía agravarse en los años siguientes." La noticia da vueltas alrededor de mi cabeza y comienzo a pensar: ¿a quién le podría hacer daño? ¿A quién beneficiaría? ¿Qué consecuencias involuntarias podrían surgir? ¿Qué ocurriría si continúa esta situación? ¿Qué pasaría si vamos a Saturno y descubrimos que sus anillos no son más que el equivalente a latas de gaseosas descartadas y pañales descartables? [Marcas eliminadas.]
Luego Van Pelt pasa a analizar el resto de los libros, a los que aborda según el material que presentan, por cuanto algunos sirven como fuente de información, otros de ideas científicas y los restantes presentan discusiones en torno de las hipótesis científicas vigentes.
El punto interesante de la cita es la manera con que a partir de cuatro o cinco preguntas sencillas —incluso, hasta podría decirse básicas— comienza a desplegarse un amplio horizonte de posibilidades argumentales para una noticia que en una primera lectura parecía estéril o neutra. Si de aquí pudiera establecerse una metodología, no es la imaginación desbocada la marca de un autor de ciencia ficción sino que el factor que dispara la imaginación del escritor son algunas preguntas concretas. La diferencia entre autores con formación científica y aquellos que no la tienen es el objeto de las preguntas y las respuestas: los primeros podrán realizar todo el proceso por sí mismos mientras que los segundos necesitarán apoyo externo.
Dicho en otras palabras, la polémica respuesta de Van Pelt es que un escritor de ciencia ficción es tal por su oficio y no tanto por su conocimiento científico; si un escritor es hábil podrá incluso superar obstáculos tan complejos como la barrera epistémica de la ciencia.
¿Les parece plausible este argumento? ¿Por qué no hay, me pregunto, más escritores reconocidos de ciencia ficción dura no sajones, por ejemplo, latinoamericanos, como los hay en otros géneros literarios?
Un entretenido problema que combina sudokus, pentóminos y aritmética elemental. La dificultad del problema es mediana y debería estar al alcance de cualquier alumno de secundario.
En la imagen de la derecha hay un rectángulo de tres cuadrados por veinte. Otra manera de describir la imagen es tomando en cuenta los colores con los cuales están pintados los cuadrados: hay doce figuras geométricas compuestas por cinco cuadrados unidos por al menos uno de sus lados, conocidas como pentóminos.
Ambas maneras de dividir el rectángulo son relevantes para el problema. Paso a enunciar las reglas del problema —tomen en cuenta que las dos primeras reglas se refieren a los pentónimos, las siguientes a las filas del rectángulo—:
Cada uno de los cinco cuadrados de cada pentónimo debe llenarse con los números dígitos impares: 1, 3, 5, 7 o 9.
Los cinco dígitos colocados en cada pentónimo deben ser todos diferentes.
Una vez colocados todos los dígitos se forma una lista de veinte números de tres dígitos cada uno. Esto es, un número por fila.
Cada uno de los veinte números se descompone en dos factores primos.
Cada par de letras que aparece a la derecha de cada fila representa esos factores.
Cada letra representa un único factor y viceversa.
El problema es, entonces, ¿cómo deben colocarse los dígitos en los pentónimos? La solución es única.
El problema está tomado de esta página. No me envíen a mí la solución sino a sus autores: una vez en la página, clic en English y luego en Competition (el tercer ítem de la columna a la izquierda de la página): al pie de la página hay una direccion de correo electrónico a tal efecto.
Por si les sirve de ayuda, un applet en Java para verificar la solución.
Cuando la Mariner X sobrevoló Mercurio tres veces en 1974 y 1975, el mismo hemisferio estaba iluminado en cada encuentro y por lo tanto la nave sólo pudo fotografiar menos de la mitad de la superficie del planeta. Por más de treinta años los científicos planetarios se preguntaron qué podría haber en el otro hemisferio.
En su reciente pasaje por el planeta, la nave MESSENGER pudo observar el hemisferio oculto para el Mariner X. Y aunque cueste creerlo, ¡está lleno de cráteres!
La imagen fue tomada con uno de los once filtros —el sensible a la luz cercana al extremo rojo del espectro visible— de la Cámara Gran Angular, unos 80 minutos después del máximo acercamiento de la MESSENGER a Mercurio y a una distancia de 27 mil km. La resolución de la imagen permite ver características del terreno de hasta 10 km. Ver imagen ampliada.
El rasgo dominante de este hemisferio puede observarse en la parte superior derecha de la imagen: el gigantesco cráter Caloris, de 1200 km 1500 km de ancho, uno de los más grandes de todo el sistema solar y, probablemente, también uno de los más jóvenes. Se cree que se formó por el impacto de un gran asteroide o cometa. Esta es la primera vez que se lo fotografía por completo y la imagen muestra que su interior es más brillante que las regiones que lo rodean, sugiriendo una composición distinta. Planicies de terreno oscuro rodean por completo a Caloris, cuyo interior contiene numerosos e inusuales cráteres con bordes oscuros (en la imagen pude contar aproximadamente diez).
Steve Jobs, el CEO de Apple, develó el misterio y ya se conoce la joya de la Macworld 2008: la MacBook Air, una portátil ultrafina y tan liviana que parece flotar en el aire:
Sus medidas van de 0,4 cm en la parte más fina —a la derecha de la imagen— a 1,93 cm en la más gruesa. El peso es de apenas 1,36 kg en la configuración básica. Respecto de otras características técnicas, viene con un pantalla de 13,3 pulgadas con retroiluminación y a una resolución de 1280 x 800 píxeles. El teclado es completo con teclas retroiluminadas con ajuste de brillo automático. El trackpad es bastante más grande que en los otros equipos de Apple y es multi-touch, una tecnología ya probada en el iPod y el iPhone.
Cuenta con 2 GB de memoria RAM, disco rígido de 80 GB y, entre otras características, una cámara iSigh integrada. La batería —que no se puede remover ni cambiar, el punto más discutible del diseño y al que seguramente apuntarán los quejosos de siempre— brinda una autonomía de cinco horas. El costo de la configuraicón básica es de u$s 1.800.-
Otro aspecto importante del diseño de la MacBook Air es que fue concebida para el mundo inalámbrico, lo que en la práctica significa que su dotación de puertos o conexiones físicas es menor que en otros equipos. Por ejemplo, carece de lector óptico para CDs o DVDs. Así, cuando uno quiera escuchar música no podrá cargar un CD en el MacBook Air: podrá descargar la música vía iTunes —por ejemplo— o, vía una prestación llamada Remote Disc, podrá usar el lector óptico de otro equipo. Esta última es también la vía concebida para realizar copias de seguridad.
En definitiva, los puntos fuertes del MacBook Air son su peso y tamaño, su prestación es razonable —pero menores que la del MacBook Pro— y su punto débil es la entrega casi total al mundo Wi-Fi. Estas características de la MacBook Air, portabilidad extrema y autonomía limitada, la posicionan de manera natural como un segundo equipo. Para cumplir funciones de equipo único, habrá que adosarle algunos opcionales. Más información técnica.
Fuentes de información: varias. Imagen original. En esta última página hay más imágenes de la MacBook Air y la Macworld.