Muros de papel
Ya ni sé cuando comencé a leer El inmortal. Pese a mi empeño, tengo la extraña sensación de no avanzar en la lectura: las palabras, las líneas, las páginas parecen multiplicarse o, quizá, son las mismas que reaparecen una y otra vez, cíclica y tercamente. No puedo salir, maldito laberinto.Versión online de El inmortal.
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