domingo, junio 08, 2014

Un joyero de estrellas en el cúmulo abierto NGC 290


Ninguna joya brilla con tanto resplandor, pues esa es una característica exclusiva de las estrellas (clic en la imagen para ampliarla a 960 x 760 píxeles o verla aún más grande).

Sin embargo, las estrellas del cúmulo abierto NGC 290 centellean con un incomparable despliegue de brillos y colores, como piedras preciosas en un joyero (ver la imagen al pie de la entrada).

El cúmulo, tan fotogénico como pocos, fue retratado hace ocho años por el Telescopio Espacial Hubble.

Los cúmulos estelares abiertos son más jóvenes y contienen menos estrellas que los globulares, aunque con un porcentaje mucho mayor de estrellas azules.

NGC 290 se encuentra aproximadamente a 200 mil años-luz de distancia (*), en una galaxia vecina conocida como Pequeña Nube de Magallanes (en la imagen de la derecha). El cúmulo abierto contiene centenares de estrellas y cubre un campo de 65 años-luz.

NGC 290, al igual que otros cúmulos abiertos, es un buen laboratorio para estudiar la evolución de las estrellas con diferente masa, por cuanto todas las estrellas de un cúmulo abierto se formaron casi al mismo tiempo.

Primer plano de NGC 4755. La gran variedad de colores de las estrellas que integran este cúmulo abierto es la razón de su nombre: El Joyero. Una de las estrellas brillantes situadas en el centro del cúmulo es una supergigante roja, en marcado contraste con las estrellas azules que la rodean. El cúmulo, también conocido como Kappa Crucis, contiene poco más de 100 estrellas y su antigüedad se estima en unos 10 millones de años. El Joyero se encuentra a unos 6 400 años-luz de distancia y cubre un área de unos 20 años-luz. Puede observarse con binoculares en la constelación de la Cruz del Sur (clic en la imagen para ampliarla). Crédito de la imagen: ESO / Y. Beletsky. Leer la entrada completa.

Vía Foto astronómica del día correspondiente al 8 de junio de 2014. Esta página ofrece todos los días una imagen o fotografía del universo, junto con una breve explicación escrita por un astrónomo profesional. Crédito de la imagen: ESA y NASA; con la colaboración de E. Olszewski (Univ. Arizona).

(*) Acerca de las distancias cósmicas

Las distancias en astronomía se miden en unidades de años-luz, donde un año-luz es la distancia que la luz recorre en un año: 10 billones de kilómetros. Sin embargo, por razones históricas relacionadas con la medición de la distancia a las estrellas cercanas, los astrónomos profesionales usan la unidad conocida como pársec, siendo un pársec igual a 3,26 años-luz.

Los astrónomos calculan la distancia a las galaxias remotas —aquellas que están más allá de los 20 millones de años-luz— con la ley de Hubble. Según esta ley, el universo se expande de forma tal que las galaxias distantes se alejan entre sí a una velocidad proporcional a su distancia. La recesión, como se denomina este fenómeno, causa que la radiación de una galaxia se desplace hacia longitudes de onda más largas, un efecto conocido como el desplazamiento al rojo o redshift. A partir de la medición del desplazamiento al rojo y la constante de proporcionalidad, denominada constante de Hubble, los astrónomos pueden determinar la distancia a una galaxia.

Uno de los problemas centrales de la astronomía moderna es determinar con la mayor precisión posible la constante de Hubble, o sea, la medición de la tasa de expansión del universo. En la actualidad la constante ha podido medirse con una precisión de un 20 por ciento, por lo que las distancias medidas suelen modificarse diciendo, por ejemplo, "alrededor de 100 millones de años-luz". En particular, el equipo del Observatorio Espacial Chandra asume para sus publicaciones un valor de la constante de Hubble que corresponde a una velocidad de recesión de 600 kilómetros por segundo para una fuente a una distancia de 30 millones de años-luz o 10 millones de pársecs (H0 = 60 km/s/Mpc).

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