domingo, octubre 24, 2010

Una máquina enorme sobre la faz de la Tierra

Por favor, deténgase un momento mientras una de las máquinas móviles más grandes del mundo cruza la ruta:

(clic en la imagen para ampliarla a 900 x 645 píxeles o verla aún más grande). La máquina de la fotografía es una excavadora de rueda de cangilones utilizada en las minas a cielo abierto de nuestros días. Máquinas como ésta dieron a la humanidad nuevas formas de extraer minerales y cambiar de manera espectacular la cara del planeta. Por ejemplo, algunas minas a cielo abierto son visibles desde la órbita terrestre:

(clic en la imagen para ampliarla o verla más grande). Las excavadoras más grandes superan los 200 m de longitud y los 100 m de altura, unas cifras que empequeñecen al enorme tractor de la NASA que acarrea los transbordadores y otros cohetes espaciales hacia las plataformas de lanzamiento.

El mega vehículo. Una panorámica del transporte oruga acarreando al transbordador espacial Discovery hacia la plataforma de lanzamiento 39B (STS 121, julio de 2006). Estos vehículos fueron construidos durante la época del Programa Apollo para transportar al gigantesco cohete Saturno V, hace ya más de 40 años (clic en la imagen para ampliarla). Leer la entrada completa.

En un solo día las excavadoras de rueda de cangilones pueden cavar un agujero tan largo como una cancha de fútbol y con una profundidad de 25 m (*). Sin embargo, se toman su tiempo para cruzar la ruta, ya que su velocidad máxima de desplazamiento no llega a ser ni siquiera de 1 km/h.

Vía Foto astronómica del día correspondiente al 24 de octubre de 2010. Esta página ofrece todos los días una imagen o fotografía del universo, junto con una breve explicación escrita por un astrónomo profesional. Crédito y copyright: ThyssenKrupp Technologies, SwapMeetDave.

(*) Es impresionante el tamaño de la excavadora y su capacidad de trabajo. Sin embargo, cuando comparo los agujeros que esta máquina puede cavar durante un día con el tamaño de los cráteres producidos por impactos de origen externo en nuestro planeta —el cráter Barringer— o en la Luna —el cráter Platón, al norte del Mare Imbrium, para poner dos ejemplos bien conocidos—, caigo en la cuenta de que si bien algunos pueden estar ensoberbecidos por las maravillas técnicas realizadas por los ingenieros humanos —la escala de sus logros se mide en metros—, en realidad, esa actitud es la consecuencia de utilizar una perspectiva demasiado estrecha, ya que la escala de las modificaciones realizadas en la superficie de los planetas o lunas se mide como mínimo en kilómetros. Ahora, imagínense el tamaño de las máquinas que puedan operar a esa escala: esas sí que serían enormes. Terraformar un planeta o habitar el espacio exigirá logros impensados y, quizá, también impensables para el presente.