Un museo de mamíferos fabulosos (6 bis)
Quizás hace tanto como cinco mil años, un grupo de marineros encontró los cráneos de una raza de gigantes horribles, que los antiguos griegos dieron en llamar cíclopes. Moradores de una tierra mítica, estas criaturas confiaban el destino de sus cosechas a sus dioses malvados y devoraban a todos los seres humanos que encontraban. No sorprende, entonces, que los cíclopes aterrorizaran a los europeos durante generaciones. Todavía hoy es posible encontrar parientes de estos monstruos vagando por la sabana africana, en las junglas de la India o, incluso, comiendo maníes de la mano de los niños en los zoológicos urbanos. En realidad, los marineros de la antigua Grecia habían dado con cráneos de elefantes. Lo que ellos interpretaron como la cavidad de un único ojo es, en realidad, la abertura nasal para la trompa del elefante. Durante siglos la comprensión científica de los mamíferos, tanto de las especies actuales como de las extinguidas, ha mejorado considerablemente. Sólo que los científicos también se equivocan.Año: 1658.
Científicos / Artistas: Conrad Gesner y Edward Topsell.
Publicado por primera vez en: Historie of Foure-Footed Beastes.
Publicación actual: Topsell's Histories of Beasts, de Malcolm South (ed.).
Topsell dedicó más de 40 páginas de su Historie al mejor amigo del hombre y demostró que los perros fueron tan apreciados en el siglo XVII como lo son en nuestro días (ver una ampliación de la imagen). Además de explayarse sobre la lealtad y el coraje del perro, también aconsejó a sus lectores sobre la mejor forma de cuidar su salud, como el siguiente: "Déle a su perro el caldo o la sopa en la cual se hirvió hiedra una vez cada siete días o dos veces a la semana y lo mantendrá sano sin necesitad de ninguna otra medicina". Además, Topsell enumeró las formas en que los perros podían contribuir a la salud de los humanos, indicando, por ejemplo, que "el pelo de un perro negro alivia la epilepsia".
Fuente: Strange Science (en inglés).
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