miércoles, octubre 31, 2012

Una nebulosa de reflexión fantasmal en Cefeo


Descrita como una "cortina de polvo" o una "aparición fantasmal", la misteriosa nebulosa de reflexión VdB 152 es apenas visible (clic en la imagen para ampliarla a 600 x 944 píxeles o verla aún más grande).

Este fantasma cósmico, también catalogado como Ced 201, se encuentra a unos 1400 años-luz de distancia, muy lejos de nuestro vecindario, en la constelación septentrional del rey Cefeo (Cepheus en latín).

Algunos bolsillos de polvo interestelar de la región, situados cerca del borde de una extensa nube molecular, bloquean la luz de las estrellas en segundo plano o debilitan la luz de la estrella más brillante, inmersa en la parte superior de esta misma nube de polvo, con lo que la nebulosa (en la imagen de la derecha) adquiere un característico color azulado.

También se piensa que la luz ultravioleta de la estrella provoca una tenue luminiscencia rojiza en la nebulosa.

Aunque las estrellas se forman en las nubes moleculares (*), esta estrella parece encontrarse accidentalmente en la región, ya que su velocidad de desplazamiento por el espacio interestelar es muy diferente a la de la nube.

Esta profunda imagen telescópica de la región cubre un campo de unos 7 años-luz.

Vía Foto astronómica del día correspondiente al 31 de octubre de 2012. Esta página ofrece todos los días una imagen o fotografía del universo, junto con una breve explicación escrita por un astrónomo profesional. Crédito de la imagen y copyright: Stephen Leshin.

(*) Las nubes moleculares densas y extensas son ambientes muy particulares del espacio. Están compuestas en su mayor parte por hidrógeno molecular y helio, con pequeñas cantidades de gases más pesados, y son el lugar en el que se forman nuevas estrellas y planetas. Las nubes moleculares que superan la masa de 100 mil soles reciben el nombre de nubes moleculares gigantes. Dichas nubes son los habitantes más grandes de las galaxias, ya que pueden alcanzar los 300 años-luz de diámetro. Además, contienen el gas y polvo suficiente para formar cientos de miles de estrellas como el Sol. Estas estrellas se forman en las partes más densas de las nubes. Las nubes moleculares son muy frías y sus temperaturas se sitúan entre los -263 los -223 grados centígrados (o entre los 10 y los 50 Kelvin).

Imágenes en luz visible de la nube molecular oscura Barnard 68 y de la Nebulosa Cabeza de Caballo (clic en la imagen para ampliarla).

Por lo general no irradian su propia luz visible y aparecen como regiones oscuras al ser observadas en un telescopio óptico. En estos entornos fríos y densos muchos átomos pueden combinarse en moléculas. Las nubes moleculares gigantes pueden durar de 10 a 100 millones de años antes de disiparse, debido al calor y a los vientos estelares de las nuevas estrellas formadas en su interior. Una galaxia espiral promedio, como la Vía Láctea, contiene entre 1000 y 2000 nubes moleculares gigantes, además de numerosas nubes de menor tamaño. Aunque por lo general las nubes moleculares bloquean la luz visible, sin embargo es posible penetrar estas nubes, donde se forman nuevas estrellas, con telescopios diseñados para trabajar con luz infrarroja, tal como el Telescopio Espacial Spitzer. De esta manera es posible observar directamente las regiones de formación estelar presentes en esas regiones y obtener una valiosa información sobre estos entornos.

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