jueves, enero 15, 2009

Un museo de monstruos marinos ficticios (31)

Los europeos, desde la más remota antigüedad hasta bien pasado el Renacimiento, creían que había una gran variedad de bestias extrañas en el mundo, viviendo en los océanos, en los lejanos rincones del mundo o en el sótano de sus vecinos. Si proyectamos la imaginación hacia un futuro posible: ¿qué clase de monstruos turbará la mente de los futuros exploradores espaciales? No creo que estemos en condiciones razonables de poder anticiparlo. Quizás, incluso la misma idea de la exploración espacial sea monstruosa.

En una serie anterior, recorrimos en 22 pasos un museo de monstruos ficticios. Esta vez nos toca aprender sobre los monstruos marinos que inquietaban a quienes se internaban en las profundidades del océano. Los marinos contemporáneos de Colón no pensaban, en contra de lo que se cree popularmente, que navegarían hasta dar con el borde exterior de la Tierra. Sin embargo, estaban atemorizados por lo que podrían encontrar durante sus viajes. Su concepción de la vida marina se alejaba bastante de la realidad y comprendía desde suposiciones poco exactas sobre el comportamiento de las especies conocidas hasta representaciones imaginarias de animales que podían existir.

Año: 1613.
Científico / Artista: Ulisse Aldrovandi.
Publicado por primera vez en: De Piscibus.
Publicación actual: The Great Naturalists, de Robert Huxley (ed.).

A veces Aldrovandi combinó un realismo impresionante —un tiburón reconocible— con una quimera enigmática. El pez de la parte inferior de la imagen tiene la cara propia de un mamífero con un cuerno serrado sobresaliéndole de la cabeza, el cuerpo escamado como el de un dragón y varias aletas de pez.

Fuente: Strange Science (en inglés).

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