Un museo de monstruos marinos ficticios (28)
Los europeos, desde la más remota antigüedad hasta bien pasado el Renacimiento, creían que había una gran variedad de bestias extrañas en el mundo, viviendo en los océanos, en los lejanos rincones del mundo o en el sótano de sus vecinos. Si proyectamos la imaginación hacia un futuro posible: ¿qué clase de monstruos turbará la mente de los futuros exploradores espaciales? No creo que estemos en condiciones razonables de poder anticiparlo. Quizás, incluso la misma idea de la exploración espacial sea monstruosa.En una serie anterior, recorrimos en 22 pasos un museo de monstruos ficticios. Esta vez nos toca aprender sobre los monstruos marinos que inquietaban a quienes se internaban en las profundidades del océano. Los marinos contemporáneos de Colón no pensaban, en contra de lo que se cree popularmente, que navegarían hasta dar con el borde exterior de la Tierra. Sin embargo, estaban atemorizados por lo que podrían encontrar durante sus viajes. Su concepción de la vida marina se alejaba bastante de la realidad y comprendía desde suposiciones poco exactas sobre el comportamiento de las especies conocidas hasta representaciones imaginarias de animales que podían existir.
Año: 1573-1585.
Científico: Ambroise Paré.
Publicado por primera vez en: Des Monstres.
Publicación actual: Ilustraciones parecidas se publicaron en Monsters of the Sea, de Richard Ellis y en On Monsters and Marvels, de Ambroise Paré, traducido por Janis Pallister
Aunque a esta criatura la llamaban águila de mar o pez volador, era probablemente un "Jenny Haniver", una falsificación fraguada a partir de la mutilación de una raya con el objetivo de hacerla pasar por un monstruo de mar con alas y cabeza humana. El engaño funcionó y Ambroise Paré contó una historia que le había llegado sobre cómo un especimen viviente fue presentado a las autoridades señoriales de la ciudad de Quioze. Se desconoce el origen exacto del término "Jenny Haniver", pero su uso se remonta al siglo XVI.
Fuente: Strange Science (en inglés).
Para hacer un "Jenny Haniver" es común comenzar con una raya, puesto que en este pez algunos de sus rasgos pueden llegar a tener un cierto parecido con el rostro humano:
(clic en la imagen para ampliarla, o ver la imagen original). Luego se corta el pez buscando formar brazos y piernas. Finalmente, se lo preserva con químicos:
(clic en la imagen para ampliarla, o ver las imágenes originales). Los "Jenny Haniver" más comunes se asemejan a demonios, ángeles o dragones.
Otra etimología propuesta para "Jenny Hanvers" es que proviene de "jeune d'Anvers" (la ciudad belga de Amberes, en francés), o sea, "jovencita de Amberes", donde los producían para vendérselos a los marineros o turistas. Los marineros ingleses transformaron esta descripción en un nombre personal: "Jenny Hanvers". También podría ser el origen de la leyenda de las sirenas.
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