miércoles, enero 07, 2009

Un museo de monstruos marinos ficticios (24)

Los europeos, desde la más remota antigüedad hasta bien pasado el Renacimiento, creían que había una gran variedad de bestias extrañas en el mundo, viviendo en los océanos, en los lejanos rincones del mundo o en el sótano de sus vecinos. Si proyectamos la imaginación hacia un futuro posible: ¿qué clase de monstruos turbará la mente de los futuros exploradores espaciales? No creo que estemos en condiciones razonables de poder anticiparlo. Quizás, incluso la misma idea de la exploración espacial sea monstruosa.

En una serie anterior, recorrimos en 22 pasos un museo de monstruos ficticios. Esta vez nos toca aprender sobre los monstruos marinos que inquietaban a quienes se internaban en las profundidades del océano. Los marinos contemporáneos de Colón no pensaban, en contra de lo que se cree popularmente, que navegarían hasta dar con el borde exterior de la Tierra. Sin embargo, estaban atemorizados por lo que podrían encontrar durante sus viajes. Su concepción de la vida marina se alejaba bastante de la realidad y comprendía desde suposiciones poco exactas sobre el comportamiento de las especies conocidas hasta representaciones imaginarias de animales que podían existir.

Año: 1667.
Científico / Artista: Nicolás Steno (Niels Stensen).
Publicado por primera vez en: Canis Carchariae Dissectum Caput.
Publicación actual: Monsters of the Sea, de Richard Ellis y Fossils: Evidence of Vanished Worlds, de Yvette Gayrard-Valy.

Aunque parezca muy extraño para los estándares actuales, este dibujo de la cabeza seccionada de un tiburón blanco gigante señaló, en realidad, un progreso importante en la biología marina. Por muchos años se creyó que los dientes fosilizados de tiburón eran lenguas de serpientes convertidas en piedra por San Pablo y, en consecuencia, se las denominaba glossopetrae o "lenguas de piedra". Nicolás Steno identificó correctamente a las lenguas de piedra como dientes de tiburón.

Fuente: Strange Science (en inglés).

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