Un museo de monstruos ficticios (10)
Las criaturas que forman parte de esta serie son demasiados extrañas para caber en cualquier otra clasificación. Los europeos, desde la más remota antigüedad hasta bien pasado el Renacimiento, creían que había una gran variedad de bestias extrañas en el mundo, viviendo en los océanos, en los lejanos rincones del mundo o en el sótano de sus vecinos. Las explicaciones ofrecidas para esclarecer la aparición de estas extrañas criaturas fueron cambiando con el paso del tiempo: a veces se las consideraba una prueba del enojo divino y en otras ocasiones eran simplemente una deformidad de la naturaleza.Año: 1642.
Científico/artista: Ulisse Aldrovandi.
Publicado originalmente en: Monstrorum Historia.
Publicación actual: "Marvels of the East: A Study in the History of Monsters" de Rudolf Wittkower en Journal of the Warburg and Courtauld Institutes, 1942.
El hombre-grulla, básicamente un hombre con un cuello largo y la cabeza de una grulla, apareció en folletos dirigidos a los sectores más crédulos de Europa. (En aquel entonces, como ahora, los editores podían ganar dinero promoviendo lo macabro.) Las representaciones del hombre-grulla se abrieron paso hasta llegar a los trabajos, a veces un poco extraños, de Aldrovandi, y éste en particular se publicó póstumamente. El hombre-grulla sufrió varias transformaciones en Europa: desde un miembro de una raza monstruosa a un monstruo único de Madagascar, hasta un tártaro con un cuello muy largo pero con una cabeza totalmente humana. Imágenes del hombre-grulla circularon por Italia, Alemania, los Países Bajos, Francia e Inglaterra.
Fuente: Strange Science (en inglés).
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