lunes, diciembre 15, 2008

Un museo de monstruos marinos ficticios (4)

Los europeos, desde la más remota antigüedad hasta bien pasado el Renacimiento, creían que había una gran variedad de bestias extrañas en el mundo, viviendo en los océanos, en los lejanos rincones del mundo o en el sótano de sus vecinos. Si proyectamos la imaginación hacia un futuro posible: ¿qué clase de monstruos turbará la mente de los futuros exploradores espaciales? No creo que estemos en condiciones razonables de poder anticiparlo. Quizás, incluso la misma idea de la exploración espacial sea monstruosa.

En una serie anterior, recorrimos en 22 pasos un museo de monstruos ficticios. Esta vez nos toca aprender sobre los monstruos marinos que inquietaban a quienes se internaban en las profundidades del océano. Los marinos contemporáneos de Colón no pensaban, en contra de lo que se cree popularmente, que navegarían hasta dar con el borde exterior de la Tierra. Sin embargo, estaban atemorizados por lo que podrían encontrar durante sus viajes. Su concepción de la vida marina se alejaba bastante de la realidad y comprendía desde suposiciones poco exactas sobre el comportamiento de las especies conocidas hasta representaciones imaginarias de animales que podían existir.

Año: 1872.
Científico / artista: W. E. Webb.
Publicado por primera vez en: Buffalo Land.
Publicación actual: Oceans of Kansas de Michael J. Everhart.

La serpiente marina, los reptiles marinos con cuello serpentiforme mostrados en esta imagen, han probado ser inverosímiles. Es posible que los plesiosauros hayan utilizado la cabeza a la manera de un timón para cambiar de dirección al nadar, pero eso mismo hace imposible que pudieran nadar en línea recta cuando girasen la cabeza para mirar el paisaje. Sin embargo, aunque el cuello en S sea probablemente un error, no lo es el encabezamiento que acompañaba esta imagen acerca del "mar que alguna vez cubrió las llanuras" de América del Norte. Los fósiles hallados de tiburones, peces teleósteos —peces con huesos en lugar de espinas—, reptiles marinos y moluscos, confirman la hipótesis que un mar extenso y poco profundo cubrió en el pasado el interior de América del Norte.

Fuente: Strange Science (en inglés).

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