El nuevo papel de los libros
Leyendo Boing2 (en inglés) me entero de un argumento casi paradojal: cortar árboles para hacer libros es bueno para el medioambiente, siempre que con ellos luego cubras las paredes de tu casa.¿Cómo se entiende esto: acaso derribar árboles no era una de las causas que provocaban uno de los peores males de nuestra época? La gente de una revista de los libreros del Reino Unido da un nuevo giro a la cuestión: cubrir el lado interno de las paredes que dan al exterior con libros es casi un imperativo moral —¡saludos, Herr Kant!—, porque de esta manera se reducen los costos de energía hogareños y, por consiguiente, salvamos al mundo.
¡Salvar al mundo! De manera que sin saberlo he resultado ser todo un moralista, ¡quién lo hubiera creído! Pero no, yo no resultaría ser tan moralista según Kant, ya que en mi caso esa conducta no pasa de ser una coincidencia y, al no estar dictada por el deber, es una mera inclinación. Poco duró mi incursión dentro del kantismo.
En el mundo actual, preocupado por el cuidado del medioambiente, los libros cumplen otro papel además de la función cultural. "Son un aislante original", dijo Joel Rickett. Y añadió: "Cubrir las paredes que dan al exterior con estanterías llenas de libros evita la pérdida del calor. Si se retirasen todos los libros de los hogares británicos, las facturas por consumo de energía se dispararían".
Aquí pueden elegir su modelo entre 30 diseños de bibliotecas muy creativos.
Eso sí, ni una palabra de los libreros ni un mísero consejo para el verano: ¿son también los libros un buen aislante del calor que proviene del exterior o cuando el calor nos sofoca tendremos que mudar nuestros preciados libros al exterior de nuestras casas y cubrir sus paredes con ellos?
Esta última sí que no parece ser una buena idea.
escrito por el sofista @ domingo, abril 20, 2008
3 Sofismas:
bueno... me quedé sin palabras...
¿por qué no fomentan el adobe?
no, no... ahora se harán paredes de papel maché. :p
Creo que ha llegado el momento de reacomodar libros en casa.
Yo ya no puedo cambiar nada de lugar. Las dos paredes más frías de la planta baja —la cocina y el comedor— dan al sudeste, que es de donde viene el viento más frío. Y es obvio que en ninguna de esas paredes puedo poner libros.
De todas maneras, me parece que el consejo es una muestra más del humor inglés.
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