El metafísico naif de la ciencia ficción
Hace poco leía en Papel en blanco que se está por reeditar en EE.UU. una novela de Philip K. Dick, titulada Nick and the Glimmung. El relato, dirigido al público juvenil y conectado con Gestarescalla —la primera novela de Dick que leí—, ya había sido publicado en Inglaterra pero nunca fue traducido al castellano. Quizás los chicos tengan suerte esta vez y alguien la traduzca.Siguiendo con el tema, el al parecer coleccionista Gerry Canavan —el mismo que enlacé en La imagen del fin del mundo— publicó en su blog unos quince enlaces a artículos y semblanzas de y sobre Dick, al que alguna vez Fredric Jameson llamó el Shakespeare de la ciencia ficción. Me parece más sensata la calificación que titula esta entrada y que pertenece a Pablo Capanna.
De todos estos enlaces me quedo con uno que se impone como el imprescindible: Como construir un universo que no se derrumbe dos días después, una conferencia del propio Dick dictada en 1978. Pueden leer la versión en inglés o también una traducción al castellano, la que si bien tiene algunos bemoles, se deja leer. En esta conferencia Dick explica las dos cuestiones fundamentales, íntimamente ligadas, de sus investigaciones y escritura: qué es la realidad y qué es el hombre. Caracteriza a la primera con una frase bastante conocida y citada: La realidad es aquello que no desaparece cuando se deja de creer en eso. Como se ve, Dick trata con el problema de la realidad partiendo de un pesimismo perceptivo y ubicándolo en la esfera de las creencias. Respecto a la pregunta por el hombre, distingue entre auténticos y falsos, siendo estos últimos los que viven en un mundo falso o falsificado; esta cuestión desembocará en el ámbito religioso, tema primordial en sus últimas novelas. El planteo de Dick llega a su punto culminante cuando presenta experiencias de su vida real que parecen ser copias de escenas anticipadas en su ficción narrativa. En otras palabras, realidad y ficción, autenticidad y falsedad, se mezclan inextricablemente.
Si les interesa leer una visión general sobre Dick y en castellano, hay un libro para recomendar del ya mencionado Capanna, Idios Kosmos —esto es, universo privado, opuesto al Koiné Kosmos o mundo común—, editado en España por el Grupo Editorial AJEC. En cambio, si prefieren la aventura personal de desentrañar al escritor a partir de sus obras, nada mejor que este repositorio de la producción dickiana.
Nota: Casi me olvido de decirlo. A diferencia de sus editores, a Dick le gustaba que los universos que creaba como escritor también se derrumbaran; así podía ver cómo sus personajes se las arreglaban en medio del caos que supone un mundo desestructurado. El elemento dinámico de la obra de Dick radica en el proceso de ajuste psicológico al cambio de sus personajes.
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