Mercurio y la luz cenicienta de la Tierra
Mercurio, el planeta más interior de nuestro sistema, y la esbelta Luna en fase creciente nunca se encuentran lejos del Sol desde la perspectiva terrestre (clic en la imagen para ampliarla a 1048 x 668 píxeles o verla aún más grande).
El colorido paisaje vespertino de arriba, fotografiado el 8 de abril, muestra la puesta conjunta de los astros en el horizonte occidental, poco después de que se ocultara el Sol.
La corriente del ancho río Tajo y las luces de Lisboa, la ciudad capital de Portugal, resaltan en primer plano bajo un apacible cielo crepuscular.
Cerca del perigeo, es decir, del punto de su órbita más cercano a nuestro planeta, el esbelto y brillante arco de la Luna representa un 3 por ciento del disco lunar bajo la luz solar.
En cambio, vista desde la Luna, la Tierra se vería casi llena e iluminaría la noche lunar. Por esta razón la potente luz cenicienta (en la imagen de la derecha y al pie de la entrada) de la Tierra en el perigeo hace visible la otra parte del disco lunar, el sector no iluminado directamente por el Sol, tal como observa en la escena.
Los observadores del hemisferio norte notarán que en el atardecer de los próximos días el brillante Mercurio alcanzará una apreciable altura sobre el horizonte occidental.
El veloz planeta llegará el 18 de abril a la máxima elongación o distancia angular del Sol. A continuación comenzará a retroceder hacia el Sol y cruzará el disco solar el 9 de mayo, el que será el primer tránsito de Mercurio desde el 8 de noviembre de 2006.
La luz cenicienta. Como es sabido, la Luna carece de luz propia. Por consiguiente, la llamada luz de la Luna es, en realidad, la luz procedente del Sol que se refleja directa o indirectamente en la superficie lunar. La parte del disco lunar iluminada directamente por el Sol brilla con gran intensidad y corresponde con lo que comúnmente se entiende por fase lunar. Sin embargo, durante los primeros días del mes lunar sólo una parte del disco lunar está iluminada directamente por la luz del Sol. A pesar de ello, la otra parte del disco lunar, mucho más oscura, también se ve desde la Tierra, y la percibimos porque está iluminada indirectamente por la luz solar. Este fenómeno se llama luz cenicienta de la Luna y se debe a un doble reflejo de la luz solar (ver el diagrama): el primero consiste en el reflejo de la luz solar en las nubes terrestres y, el segundo, al reflejo de esta luz en la superficie de nuestro satélite. La luz cenicienta es más oscura porque cada vez que la luz se refleja en una superficie pierde algo de intensidad, pues la superficie reflectante absorbe una parte. Crédito de la imagen: NASA.
Vía Foto astronómica del día correspondiente al 15 de abril de 2016. Esta página ofrece todos los días una imagen, fotografía o video del universo, junto con una breve explicación escrita por un astrónomo profesional. Crédito de la imagen y derechos de autor: Miguel Claro (TWAN, Dark Sky Alqueva).
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