lunes, abril 28, 2008

El viaje de la Kon-Tiki

Había alborozo en la bahía del Callao el día que la Kon-Tiki debía ser remolcada mar afuera. El Ministro de Marina había ordenado que el remolcador Guardían Ríos nos remolcara fuera de la bahía y nos llevara lejos del tránsito de la costa, allá donde en tiempos idos, los indios acostumbraban pescar desde sus balsas. Los periódicos habían publicado las noticias con grades encabezamientos y había una multitud de gente en los muelles desde muy temprano en la mañana del 28 de abril.
Así comenzaba, hace 61 años, el legendario viaje de la Kon-Tiki a través del Pacífico; luego de que el remolcador lo alejara de la costa, la balsa, comandada por el explorador noruego Thor Heyerdahl, pondría rumbo noroeste hacia la Polinesia.

¿Cuál era la razón del viaje? Heyerdahl sostenía que pobladores procedentes de Sudamérica podrían haber llegado hasta la Polinesia ya en tiempos precolombinos y que, por consiguiente, el poblamiento de la Polinesia se hubiese llevado a cabo por vía marítima, desde América del Sur. Pero su tesis había sido rechazada, cuando no ignorada, porque se dudaba, en primer lugar, de que tal viaje pudiera siquiera realizarse. Por consiguiente, Heyerdahl, junto con otros cinco escandinavos, construyeron una balsa tal como lo hacían los indígenas precolombinos y se lanzó a cruzar el Pacífico con el sólo impulso de las mareas, las corrientes y la fuerza del viento, que es casi constante, en dirección este-oeste, a lo largo del Ecuador.

La travesía duró 101 días durante los cuales recorrieron unos 7.000 km por el Océano Pacífico, hasta encallar en un arrecife en el atolón de Raroia, en las islas Tuamotu, el 7 de agosto de 1947.

La Kon-Tiki fue construída con 18 troncos de madera balsa cruzados, medía 14 m de largo por 7,5 m de ancho, del fondo a la cubierta había 1,5 m, el mástil tomaba una altura de 9 m. y la vela cubría una superficie de 27 m2. En todos los casos los exploradores cuidaron de construir una copia fiel de las balsas indígenas según habían sido descriptas e ilustradas por los conquistadores españoles.

Posteriormente Thor Heyerdahl escribió Kon-Tiki - A través del Pacífico en una balsa (*) —un auténtivo best-seller, pues vendió más de 20 millones de ejemplares en 66 idiomas—, en el que relata la travesía, y editó un documental con material filmado durante el viaje, que fue premiado con un Oscar en 1951.


(*) La cita de arriba corresponde a este libro, de la Editorial de Ediciones Selectas S.R.L., Buenos Aires, décimotercera edición, 1965, pág. 91. Este libro me lo regalaron cuando yo tenía unos doce años y mientras lo leía —en realidad, me lo devoré— no podía creer lo que esta gente había hecho. Si bien llevaban a bordo algunos objetos modernos como una radio, relojes, mapas, sextantes y cuchillos, este hecho no disminuye el coraje de los exploradores ni deja de probar la viabilidad del viaje en balsa. Releí el libro un par de veces, la última hace muchos años: será, quizá, porque ahora me interesan otros viajes —aunque es justo reconocer que el espíritu sigue siendo el mismo—.

2 Sofismas:

El sáb may 03, 10:41:00 a.m. 2008, Blogger Christian escribió...

¡Qué emocionante! Me gustaría hacerun viaje así alguna vez.

 
El lun may 05, 12:43:00 a.m. 2008, Blogger el sofista escribió...

No sé si en balsa, pero hacer un largo viaje en velero por la Polinesia es uno de mis sueños. Si alguna vez se me diera —difícil, por no decir imposible–, creo que no volvería nunca.

 

Publicar un comentario

<< Home