jueves, abril 10, 2008

Diez cosas imposibles (cont.)

Otra imposibilidad —ver esta entrada para más información sobre cosas imposibles y nota original—, pero esta vez no se refiere a los meteoritos sino a otros objetos que por suerte no se nos caen encima.


Analizar las estrellas

En La filosofía positiva, de 1842, el filósofo francés Augusto Comte escribió acerca de las estrellas: "Nunca podremos conocer su constitución interna ni, respecto de algunas de ellas, cómo la atmósfera absorbe el calor". También dijo algo similar de los planetas: "Nunca podremos saber nada de su estructura química o mineralógica; y, mucho menos, de los seres vivientes organizados en su superficie".

El argumento de Comte era que, dada la distancia que nos separaban de ellos, las estrellas y los planetas estaban más allá de los límites de nuestro sentido de la visión y de la geometría. Razonó que, mientras podíamos averiguar su distancia, movimiento y masa, nada podía percibirse realísticamente (*). No habría manera, por cierto, de analizarlos químicamente.

Por una ironía, el descubrimiento que probaría que Comte estaba equivocado ya había acontecido. A principios del siglo XIX, William Hyde Wollaston y Joseph von Franuhofer descubrieron de manera independiente que el espectro del Sol incluía una gran cantidad de líneas oscuras.

Para 1859 se había demostrado que eran líneas de absorción atómicas. Analizando este patrón de líneas, era posible identificar cada elemento químico presente en el Sol, procedimiento que hizo posible descubrir de qué está hecha una estrella.


(*) El argumento de este párrafo no es un descubrimiento personal de Comte, sino que es algo tan viejo como Aristóteles. Casi se podría decir que formaba parte del sentido común de los especialistas.