La experiencia mística de Philip K. Dick
Después de que le extrajeran una muela del juicio en 1974, Philip K. Dick vivió una experiencia mística que lo conmovió hasta lo más profundo. Inmerso en sodium pentathol —un barbitúrico— Dick atendió la puerta y se encontró ante una chica que le traía desde la farmacia un remedio para el dolor. Al notar que la chica llevaba puesto un pez dorado como pendiente, experimentó lo que llamó una anamnesis, una reminiscencia.Esta experiencia lo llevó a convencerse de que vivimos encerrados en una prisión —a la que llama Black Iron Prison— de la que es imposible huir, hagamos lo que hagamos. Poco a poco Dick llegaría a creer que era un cristiano de la época romana y a menudo asumió esa personalidad.
Para aquellos que se preguntan a qué podría parecerse esa experiencia, pueden leer La experiencia religiosa de Philip K. Dick, una historieta de ocho páginas escrita e ilustrada por R. Crumb. La combinación de texto y dibujo funciona muy bien en este caso para poder hacernos una idea bastante clara de lo que debió ser la lenta y progresiva pérdida de contacto con la realidad de Dick. O adentrarse más en ella, según crean.
Vía SF Signal (enlaces en inglés).
Nota: El domingo 2 de marzo se cumplirá un nuevo aniversario de la muerte de Philip K. Dick, acaecida hace 26 años en Santa Ana, California. Justo ocho años antes, el 2 de marzo de 1974, tuvo lugar la experiencia mística relatada en esta entrada y que signó la última parte de su obra.
Entradas relacionadas: El ojo de la Sibila —un cuento de Phillip K. Dick— y El metafísico naif de la ciencia ficción.
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