martes, marzo 14, 2006

Anecdotario. La ciencia de la no ciencia.

Apuntes tomados de otro de los cursos de Charlatandro, el sofista de las mil voces. Esta vez, comentaba un escrito de Kant menos leído que sus famosas Críticas, me refiero a Principios metafísicos de la ciencia natural. Decía así:
En el prefacio de esta obra Kant sostiene que lo científico de una teoría de la naturaleza consiste en la matemática que contiene.

Pero si aplicamos el criterio kantiano a sí mismo, esto es, si para averiguar el carácter científico de la doctrina mencionada más arriba nos preguntamos por la cantidad de matemáticas que contiene, como ésta es igual a cero, está claro que esa doctrina no es de índole científica.

En cambio este último juicio, en el que el criterio se evalúa a sí mismo, como contiene una expresión matemática —que además resulta ser verdadera—, no es meramente una fórmula vacía sino que de acuerdo con la doctrina kantiana es un juicio eminentemente científico.

De aquí se concluye que el criterio kantiano sobre la ciencia es autocontradictorio, pues sólo es consistente cuando se refuta a sí mismo.

De modo que sólo hay ciencia en tanto y en cuanto no sepamos en qué consiste la ciencia, pues como vimos el criterio de demarcación entre ciencia y no ciencia no puede expresarse dentro de los límites de la ciencia. La ciencia no puede tratarse a sí misma sin que al mismo tiempo se niegue a sí misma. No hay fundamento, no hay certeza.
Aquí dejé de leer, atónito y un poco confundido ante tanto silogismo y sutileza. Pero hoy no le voy a hacer caso —me dije— no en el día de Pi. Tampoco me olvido de Mnemesius.

Y de a poco fui restableciendo el equilibrio.

Nota: Como no podía ser de otra manera, la fecha y la hora de esta entrada expresan Pi y sus primeros decimales.