Los diez mejores exoplanetas: Mundos extraños en una galaxia no tan lejana
Hoth. Coruscant. Endor. Son nombres familiares para los seguidores de una galaxia lejana, muy lejana: el escenario de las películas de La guerra de las Galaxias (SW, por sus siglas en inglés), incluída la nueva serie La guerra de los clones. ¿Y qué pasa con V391 Peg b, GJ 3021 o WASP-15? Si se imaginaron androides de SW, se equivocaron. Son los nombres de planetas reales descubiertos en órbita alrededor de otras estrellas en nuestra galaxia, la Vía Láctea.
Los investigadores aprenden lenta pero seguramente que nuestro vecindario estelar está lleno de planetas extrasolares, mejor conocidos como exoplanetas. Muchos de ellos son tan exóticos, si no más, que los de SW. Y algún día tendrán nombres igualmente memorables.
Desde 1991 los científicos han descubierto más de 300 exoplanetas y esperan encontrar muchos más. David Bennett, un astrofísico de la Universidad de Notre Dame y un especialista en la caza de planetas, dijo que las estimaciones actuales fijan el número de estrellas con planetas en un 30 por ciento, aunque él piensa que el número está más cerca al 50 por ciento, por cuanto los investigadores creen que la tecnología actual aún no está capacitada para observar ciertas categorías de planetas como los de un tamaño tan pequeño como el de la Tierra. Con 100 mil millones de estrellas en la Vía Láctea, eso significa que 50 mil millones de sistemas planetarios restan todavía por descubrir, muchos de los cuales podrían estar formados por varios planetas, a semejanza de la configuración de ocho planetas del Sistema Solar. "Creemos que en la galaxia hay realmente más planetas que estrellas."
A diferencia de los mundos habitables de SW, ninguno de los exoplanetas descubiertos hasta ahora se parecen tanto a la Tierra por el tamaño o la distancia respecto de la estrella principal, como para que se los considere buenos candidatos para la vida. La gran mayoría de los exoplanetas conocidos son los llamados "Júpiter calientes" —o "Yavins calientes", en el léxico de SW—: cuerpos grandes y gaseosos que giran cerca de la estrella principal del sistema. El aparente predominio de lugares inhóspitos proviene de las limitaciones de los métodos de detección actuales. Los telescopios terrestres reúnen pruebas indirectas de la presencia de un exoplaneta alrededor de una estrella, en la forma de variaciones regulares de la luz de la estrella, y los planetas más pequeños como la Tierra tienen efectos tenues y difíciles de distinguir en las estrellas masivas.
Pero la NASA y otras organizaciones espaciales han lanzado misiones, o tienen planes para hacerlo, con el objetivo de identificar mejor a los planetas similares a la Tierra. Un satélite europeo llamado COROT (COnvection ROtation and planetary Transits o, traducido, COnvección, ROtación y Tránsitos planetarios) ha estado buscando exitosamente exoplanetas desde 2007 y a principios del año próximo la NASA tiene previsto lanzar el Telescopio Espacial Kepler. Este aparato mirará simultáneamente en 100 mil estrellas desde una órbita solar durante cuatro años para intentar descubrir las firmas minúsculas de los planetas del tipo terrestre.

Y es posible que después lleguen los nombres propios para los planetas. Actualmente los científicos se refieren a los exoplanetas por su estrella principal más una letra (a, b, c, ...), que depende de la cantidad de planetas presentes en el sistema, y las propias estrellas están catalogadas generalmente por la primera o segunda sílaba de la constelación a la cual pertenecen, con algunos números delante o a continuación; de ahí las designaciones parecidas a R2D2.
Hasta ahora, la Unión Astronómica Internacional (IAU), que es la encargada de poner los nombres oficiales a los cuerpos espaciales, se ha resistido a hacerlo con los exoplanetas. "Pero cuando encontremos algunos realmente importantes, del tipo terrestre, es probable que la IAU se vea forzada a tomar una decisión respecto de los nombres", agregó Cash. Y con 50 mil millones o más de exoplanetas esperando por un nombre, nadie lo sabe, pero quizá nuestros nietos crecerán aprendiendo sobre planetas verdaderos con nombres ideados por George Lucas.
Fuente: Adam Hadhazy para Scientific American (en inglés).
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