jueves, abril 17, 2008

Houston, tenemos un problema

La Apolo XIII fue lanzada desde Cabo Cañaveral el 11 de abril de 1970 con el objetivo de realizar el tercer descenso lunar tripulado. La tripulación —James A. Lovell Jr., John L. Swigert Jr. and Fred W. Haise Jr.— sintieron una ligera vibración poco después del lanzamiento pero las cosas se normalizaron hasta las 55 horas y 55 minutos de duración del vuelo.

El tanque de oxígeno Nro. 2 explotó, lo que causó que el Nro. 1 fallara y comenzara a perder con rapidez. Las luces de alarma comenzaron a centellear. Los suministros a bordo de la nave de aire, agua, luz y electricidad estaban en peligro... a 320 mil kilómetros de la Tierra.

Swigert avisó por radio a Control de Misión en Texas: "Houston, hemos tenido un problema aquí". La película Apolo 13 —un éxito de 1995 [que todavía pasan por la TV Cable]— utilizó una versión más teatral de la frase: "Houston, tenemos un problema".

La NASA había implementado cierta redundancia en los sistemas de la Apolo, pero igual era un encuentro demasiado cercano con la muerte. El nuevo plan consistió en abandonar el descenso lunar, rodear la Luna y volver a casa. La tripulación se abalanzó del Módulo de Comando (MC) al Módulo Lunar (ML) acoplado, como a un bote salvavidas.

Oxígeno: Había mucho en el ML, porque el ML tenía tanques de oxígeno que se necesitaban para el despegue desde la superficie de la Luna.

Luz y electricidad: Se apagaron todos los sistemas, excepto los indispensables, lo que redujo el consumo a un quinto de lo normal. Pero sin el calor generado por esos sistemas, la temperatura dentro de la cápsula cayó a 3,3°C. La energía del ML se utilizó para recargar las baterías del MC, necesarias para la prevista re-entrada en la atmósfera de la Tierra.

Agua: Los sistemas del ML utilizaban agua para enfriarse. En consecuencia, la tripulación, para ahorrar agua, se vio obligada a beber poco y comer sólo comidas ya hidratadas. Se deshidrataron severamente y perdieron casi 5 kg cada uno. Pero el agua alcanzó.

Eliminación de dióxido de carbono: El ML estaba provisto con contenedores de hidróxilo de litio capacitados para eliminar el CO2 para dos hombres durante dos días, pero no para tres hombres durante cuatro días. Con la guía de Control de Misión, los astronautas acoplaron los contenedores del MC al sistema del ML con un tubo hecho de bolsas plásticas, cartulina y cinta, materiales que la NASA había puesto a bordo. ¡Vaya engendro!

El regreso a casa: El sistema de navegación se transfirió del MC al ML, pero era necesario controlar la alineación. Los escombros dejados por la explosión hacía muy difícil que los astronautas pudieran determinar alguna estrella distante. Por eso la NASA dispuso que usen la más cercana: el Sol. Era esencial navegar con precisión, porque regresar a la Tierra con un ángulo demasiado agudo haría que el MC se incinerara en la atmósfera. En cambio, si el ángulo era demasiado tangencial el módulo podía rebotar hacia el espacio exterior para siempre. Fuego o hielo.

Luego de cuatro días en los que el terror y la esperanza se alternaron, el 17 de abril los tres astronautas treparon de regreso al MC para la re-entrada: faltaba una hora para el amarizaje. Todo salió bien.

(en la imagen: Tripulantes del USS Iwo Jima alzan el módulo de comando de la Apolo XIII a bordo del barco, luego de un exitoso descenso en el Pacífico. Se evitó una tragedia por un margen muy estrecho.)

Posteriormente, el Comité Examinador del Accidente de la Apolo XIII determinó la causa de la explosión. Unas mejoras introducidas en el módulo de comando en 1965 elevaron el voltaje permitido de los calentadores de los tanques de oxígeno de 28 a 65 voltios de corriente directa. Pero los interruptores de los calentadores no fueron actualizados acordemente. Las prueba final en la torre de lanzamiento elevó la temperatura de los calentadores por mucho tiempo. Los cables cercanos a los calentadores fueron calentados a unos 500 °C, lo suficiente, se supo después, para "degradar severamente el aislamiento de teflón". La NASA también encontró que se habían ignorado otras señales de alarma y que el tanque de oxígeno era una bomba potencial que se convirtió en una bomba de verdad.

Fuente: Randy Alfred para Wired (enlaces en inglés).