domingo, marzo 02, 2008

La autosuficiencia del hombre libre

Una anécdota para caracterizar dos actitudes humanas con una proyección filosófica. Una de ellas está protagonizada por Aristipo, un filósofo griego fundador de la escuela cirenaica, cuyo ideal de vida está basado en el gozo corporal —conocido también como hedonismo— el que siempre se da en el tiempo presente y no en el pasado o en el futuro. Aristipo y los cirenaicos en general han sido comparados con los gatos, pues les gustaba rondar por las mansiones y vivían de las dádivas de sus amos, sin renunciar por esto a su independencia. Como los gatos, no tenían inconvenientes en soltar un bufido o un arañazo, si lo exigía la situación. Esto es, no eran serviles: cuando se postraban ante un poderoso lo hacían con dignidad.

La otra actitud está encarnada en Diógenes, conocido como el perro o cínico, apodado así no sólo por el lugar en que se reunía con los suyos —la plaza de Cinosargos o del perro ágil— sino por su conducta impúdica y desvergonzada. Sin embargo esta conducta de Diógenes no era un fin en sí mismo sino que tenía el objetivo de provocar a sus conciudadanos buscando poner en evidencia los valores socialmente dominantes, valores que al regir la vida de las personas también causan sus desdichas, pues reprimen la propia naturaleza del ser humano y son manifiestamente irracionales.

Contraponiendo ambas actitudes, podría decirse que la libertad para un cínico significaba contentarse con poco para no sufrir la esclavitud de los placeres; en cambio, para un cirenaico alguien era más libre si era capaz de atravesar los placeres de la existencia sin que éstos lo seduzcan o atrapen.

Las mismas caracterizaciones pero formuladas en una anécdota:
Un día se encontraba Diógenes lavando unas hierbas, antes de comerlas, y se le acercó Aristipo —quien rondaba por la corte del rey Dionisio para conseguir alguna que otra prebenda—, diciéndole:

—¡Ay, Diógenes! Si aprendieras a ser un poco más sumiso y visitaras la corte de Dionisio, no tendrías que lavar hierbas.

A lo que Diógenes replicó:

—Míralo de esta forma: si tú aprendieras a lavar hierbas no tendrías que servir a Dionisio.
Según cuenta Pedro González Calero, Filosofía para bufones, Ariel, 2007.

Otra anécdota filosófica.

2 Sofismas:

El dom mar 02, 06:46:00 p.m. 2008, Anonymous Anónimo escribió...

Creo que Diogenes era Inteligente, pero Aristipo Sabio...

 
El dom mar 02, 09:49:00 p.m. 2008, Blogger el sofista escribió...

Aristipo nunca tuvo buena prensa en la academia filosófica, pero Epicuro, uno de sus continuadores, logró gran difusión. Por el otro lado, los cínicos, en general, quedaron bastante desdibujados. Ambas escuelas se difundieron en Roma pero casi nada en Alejandría. En las últimas décadas del s XX comenzaron a ser revalorizados pero es difícil adoptar uno u otro en estado puro.

 

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