jueves, agosto 07, 2008

Vendrán lluvias suaves

Una animación soviética de 1984 basada (muy libremente) en un cuento de Ray Bradbury titulado There Will Come Soft Rains o Vendrán lluvias suaves:



El cuento fue incluído en Crónicas marcianas, cuya edición original es de 1950. Habiéndose publicado durante la guerra fría, es fácil comprender —aunque desde luego esto no obliga a compartir— la visión deprimente sobre el futuro de la tecnología y la humanidad.

Por si no recuerdan la historia de Bradbury y no entienden el ruso (muy probable) o el subtitulado en inglés, el cuento empieza así:
La voz del reloj cantó en la sala: tictac, las siete, hora de levantarse, hora de levantarse, las siete, como si temiera que nadie se levantase. La casa estaba desierta. El reloj continuó sonando, repitiendo y repitiendo llamadas en el vacío. Las siete y nueve, hora del desayuno, ¡las siete y nueve!

En la cocina el horno del desayuno emitió un siseante suspiro, y de su tibio interior brotaron ocho tostadas perfectamente doradas, ocho huevos fritos, dieciséis lonjas de jamón, dos tazas de café y dos vasos de leche fresca.

—Hoy es cuatro de agosto de dos mil veintiséis —dijo una voz desde el techo de la cocina— en la ciudad de Allendale, California—. Repitió tres veces la fecha, como para que nadie la olvidara. —Hoy es el cumpleaños del señor Featherstone. Hoy es el aniversario de la boda de Tilita. Hoy puede pagarse la póliza del seguro y también las cuentas de agua, gas y electricidad.

En algún sitio de las paredes, sonó el clic de los relevadores, y las cintas magnetofónicas se deslizaron bajo ojos eléctricos.

Las ocho y uno, tictac, las ocho y uno, a la escuela, al trabajo, rápido, rápido, ¡las ocho y uno! Pero las puertas no golpearon, las alfombras no recibieron las suaves pisadas de los tacones de goma. Llovía afuera. En la puerta de la calle, la caja del tiempo cantó en voz baja: Lluvia, lluvia, aléjate... zapatones, impermeables, hoy. Y la lluvia resonó golpeteando la casa vacía.

Afuera, el garaje tocó unas campanillas, levantó la puerta, y descubrió un coche con el motor en marcha. Después de una larga espera, la puerta descendió otra vez.
(Bajar el cuento completo.)

Si no quedaron conformes con la un tanto tétrica versión soviética, pueden probar con esta otra animación (en inglés, pero se sigue conociendo el cuento), que muestra un futuro imaginario más moderno. Sin embargo, esta animación apunta más a desnudar la escasa inteligencia contextual de los sistemas automatizados que a preocuparse por el fin del futuro.

En cambio, si prefieren las historietas hagan clic aquí (también en inglés) por esta otra versión (más literal) de Vendrán lluvias suaves.

Vía MetaFilter (en inglés).

2 Sofismas:

El vie ago 08, 05:12:00 a.m. 2008, Blogger Lobo-Hombre escribió...

La inexorabilidad de los sistemas automáticos...Muy triste. Se le pone a uno la piel de gallina, pues ese puede ser realmente el futuro del Hombre.Soy muy pesimista de lo que vendrá, no tengo esperanza alguna y esta animación dice lo que yo diría de saber hacerlo.

 
El sáb ago 09, 12:57:00 a.m. 2008, Blogger el sofista escribió...

Yo tambien lo vi como bestial, que supongo es la sensación que quisieron transmitir. Con todo el sistema automatizado de la película soviética o el del mismo Bradbury pertenecen a un futuro que no fue ni será. La informatización permite una flexibilidad que hasta diría que casi no tiene sentido hablar de automatización, sino más bien de máquinas contextuales. También permiten por desgracia un control mucho más estricto que antes, y la vigilancia puede ser del tipo orwelliano o 1984.

Así que hay muchas distopías para elegir, aunque no por eso yo vaya a eligir o desear alguna. Tampoco soy utópico: creo que seguiremos como hasta ahora, a los tumbos, mejorando en esto y empeorando en aquello.

 

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