sábado, diciembre 22, 2007

El Sputnik, su forma y su destino (cont.)

En una entrada anterior me había referido a la razón por la cual el Sputnik (ver imagen) tomó el aspecto bajo el cual se hizo famoso: la razón es de índole estética y fue enunciada por Sergei Korolyov, el científico a cargo del proyecto, en estos términos: La Tierra es una esfera y su primer satélite también debe tener la forma esférica.

Pero la imaginación popular no descansa y no se tardó mucho en notar un curioso parecido entre el artefacto soviético y el globo terráqueo en La glorificación de la eucaristía, una pintura de Bonaventura Salimbeni (1567-1613) —Iglesia de San Pietro, Montalcino, Italia—:


La comparación puede extenderse a otros elementos de la pintura: el globo terráqueo es el Sputnik, los cetros del Hijo y del Padre —la Trinidad se completa con la paloma, símbolo del Espíritu Santo— son dos de las antenas del artefacto y lo que parece salir de la parte inferior del globo es la lente de una cámara —y no la Luna en fase, acompañando al Sol, ubicado en la parte superior del globo—. Tal es el parecido que fue inevitable que la pintura se ganara el sobrenombre de Sputnik.

Una analogía tan irresistible como insensata, casi surrealista. Me pregunto que hubiera pensado Korolyov del asunto, de haberlo conocido: ¿habría seguido sosteniendo la simbología de la esfericidad o se habría decidido por la forma cónica?

Imagen completa de la pintura.

Vía Los links de Leo.