Todo es dual (cont.)
Otra visión antagónica de Platón y Aristóteles —tema que trataba en esta entrada—, ahora según J. L. Borges (1):Observa Coleridge que todos los hombres nacen aristotélicos o platónicos. Los últimos sienten que las clases, los órdenes y los géneros son realidades; los primeros, que son generalizaciones; para éstos, el lenguaje no es otra cosa que un aproximativo juego de símbolos; para aquéllos es el mapa del universo. El platónico sabe que el universo es de algún modo un cosmos, un orden; ese orden, para el aristotélico, puede ser un error o una ficción de nuestro conocimiento parcial. A través de las latitudes y de las épocas, los dos antagonistas inmortales cambian de dialecto y de nombre: uno es Parménides, Platón, Spinoza, Kant, Francis Bradley; el otro, Heráclito, Aristóteles, Locke, Hume, William James. En las arduas escuelas de la Edad Media, todos invocan a Aristóteles, maestro de la humana razón (Convivio, IV, 2), pero los nominalistas son Aristóteles; los realistas, Platón. El nominalismo inglés del siglo XIV resurge en el escrupuloso idealismo inglés del siglo XVIII; la economía de la fórmula de Occam, entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem, permite o prefigura el no menos taxativo esse est percipi (2). Los hombres, dijo Coleridge, nacen aristotélicos o platónicos; de la mente inglesa cabe afirmar que nació aristotélica. Lo real, para esa mente, no son los conceptos abstractos, sino los individuos; no el ruiseñor genérico, sino los ruiseñores concretos. Es natural, es acaso inevitable, que en Inglaterra no sea comprendida rectamente la Oda a un ruiseñor (3).Borges presenta aquí rasgos platónicos —en el mismo texto (1) soluciona el problema planteado por Keats al afirmar que [...] el individuo es de algún modo la especie, y el ruiseñor de Keats es también el ruiseñor de Ruth. y llama en su apoyo a S. T. Coleridge, otro platónico —en realidad un neoplátonico seguidor de Plotino—, característica que los enfrenta a la mencionada mente inglesa, que es nominalista en la perspectiva de Borges. Pero ya la postulación de una entidad como la mente inglesa es una demostración del platonismo borgeano.
Parece que hoy sólo hablo de platónicos, tanto que hasta me siento un poco platónico, una calamidad para un sofista.
(1) "El ruiseñor de Keats" en Otras Inquisiciones, Buenos Aires, 1952.
(2) Ser es ser percibido, el filosofema básico de Berkeley. La fórmula de Occam, No hay que multiplicar los entes sin necesidad, también es conocida como la navaja de Occam.
(3) Versión original inglesa.
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