sábado, febrero 19, 2005

La guerra de los mundos

Una página (en inglés) dedicada a La guerra de los mundos, una de las más famosas novelas de H. G. Wells, también llevada a la radio —con singular éxito por Orson Welles—, a la televisión y al cine.

En la página mencionada pueden verse las tapas de libros de más de ciento cincuenta ediciones en varios idiomas -incluído el castellano—, ilustraciones del interior de los libros y otras imágenes relacionadas con el libro o sus personajes. Además, el material publicado se presenta también ordenado como línea de tiempo, dividido por idiomas o por series y temas.

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La primera ilustración pertenece a Matthieu Wanctin y la segunda a Warwick Bennett. Ambas imágenes fueron tomadas de la página de ilustraciones de Dr. Zeus.

Interesante resulta también conocer la razón por la cual Dr. Zeus, el autor de la página, se decidió por esta novela de Wells, siendo quizá La máquina del tiempo su obra más importante. Fue por el primer párrafo de la novela, con el cual Wells introduce al lector directa y precisamente en el núcleo de la historia, a saber, una humanidad envanecida por sus logros imprevistamente es tratada con la misma crueldad con que ella se sirve de la materia y de los otros seres vivos del planeta:
En los últimos años del siglo diecinueve nadie habría creído que este mundo era observado aguda y atentamente por inteligencias superiores a la de los hombres y, sin embargo, tan mortales como ellas; que mientras los hombres se ocupaban de sus asuntos eran examinados quizá tan a fondo como el sabio estudia con un microscopio las criaturas transitorias que habitan y se multiplican en una gota de agua. Con infinita suficiencia, los hombres iban y venían por el mundo ocupados en sus pequeños asuntos, en la serena seguridad de su superioridad sobre la materia. Es muy posible que los infusorios que se hallan bajo el microscopio hagan lo mismo. A nadie se le ocurrió pensar en los mundos más antiguos del espacio como fuentes de peligro para nosotros, o si pensó en ellos sólo fue para desechar como imposible o improbable la idea de que pudieran estar habitados. Resulta curioso recordar algunos de los hábitos mentales de esos días lejanos. Cuando mucho, se llegó a imaginar que podría haber otros seres en Marte, tal vez inferiores a nosotros y dispuestos a recibir de buen grado una expedición enviada desde aquí. Entretanto, más allá del abismo del espacio, mentes inteligentes que son en relación a nuestras mentes lo que las nuestras son en relación a las de las bestias perecederas, intelectos enormes, fríos y despiadados, observaban esta tierra con ojos envidiosos y preparaban lenta pero sin pausa sus planes en contra nuestra. Y a comienzos del siglo veinte sobrevino la gran desilusión.
Una novela pionera en su género, recomendable para los que gustan de la ciencia ficción.

Vía Cynical-C Blog (en inglés).