Lecturas en profundidad
Sobre la dificultad de leer a un filósofo —en clave interpretativa, porque la filosofía difícilmente se pueda entender literalmente— a causa del elevado grado de exigencia que otros filósofos se auto imponen: o una lectura es radical o no califica como lectura. Con un criterio tan riguroso, pocos, realmente muy pocos, pudieron leer a algún filósofo.En un reportaje realizado en el 2002 a propósito de la presentación de un libro sobre Nietzsche, le preguntaron a Gianni Vattimo:
—En una conversación con usted, en La izquierda en la era del karaoke (FCE, 1997), el filósofo Norberto Bobbio confesó que nunca había leído a Nietzsche. Usted no se mostró sorprendido.Y el reportaje termina con el mantra nietzscheano de Vattimo:
—Es que no le creí. Al final de la guerra, en el 46-47, Bobbio publicó un pequeño libro titulado La filosofía del decadentismo. En él acusaba a Nietzsche de ser la expresión de la decadencia imperialista, que al igual que el existencialismo terminaban en el decadentismo, el pesimismo, etcétera. Probablemente no lo leyó en profundidad, pero son cosas que se dicen y que no hay que tomar al pie de la letra. Una vez, en un debate con Giorgio Colli, yo afirmé no haber leído nunca a Platón.
Esa frase suya [de Nietzsche] según la cual no hay hechos, sólo interpretaciones, es para mí el punto culminante de la hermenéutica.
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