Año: 1678.Científico / Artista: Athanasius Kircher.
Publicado por primera vez en: Mundus Subterraneus.
Publicación actual: Evidence of Vanished Worlds, de Yvette Gayrard-Valy.
En su libro sobre el mundo subterráneo, el jesuita Athanasius Kircher contó de nuevo la historia de Winkelried, un gran matador de dragones, que había podido terminar con la vida de una de estas peligrosas bestias cerca de una aldea suiza (en la imagen de la derecha). También describió los hábitos de los dragones vivos, a saber, que vivían en cuevas y cavernas subterráneas. (La historiadora de la ciencia Paula Findlen dijo de Kircher que "quizás fue el último naturalista en creer apasionadamente en la realidad de cualquier dragón visto por el papa".) La imagen de hoy se asemeja mucho a una ilustración realizada por un linceano, o sea, un miembro de la Accademia dei Lincei, de Italia. Si bien la civilización occidental despreciaba mayormente a los dragones, las culturas asiáticas tenían otro punto de vista. Los farmacéuticos chinos usaban los huesos, dientes y cuernos de "dragón" como una panacea. Se creía que dichas partes del dragón curaban las dolencias del corazón y del hígado, pero también el estreñimiento, las pesadillas y la epilepsia. Siglos después, los farmacéuticos chinos prestaron un servicio invalorable a los buscadores de fósiles al mostrarles la ubicación de los yacimientos.Fuente: Strange Science (en inglés).
Ir al próximo ejemplar o volver al anterior.
Si te gustó esta entrada, es probable que también te interesen las series dedicadas a los monstruos ficticios y los monstruos marinos ficticios.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario